AL
ATARDECER
En
la tarde solitaria
en
un momento confuso,
vagamente
doy plegaria
a
ese poniente difuso.
En
silencio y pensativo
siempre
voy de tumbo en tumbo,
y
encadeno reflexivo
a
mi cántico sin rumbo.
Tranquila
está la mañana,
los
jilgueros gorjeando,
hormigas
en caravana
y
las mariposas volando.
Y,
a lo lejos, en el monte
entre
peñascos abruptos,
grazna
el cuervo muy arrogante
arrebujado
en sus lutos.
Yo,
callado y pensativo
como
siempre, voy sin norte,
mas,
de pronto, soy furtivo
de
quimeras sin soporte,
y
las tristes fantasías
del
pensamiento sacudo,
por
ver si con alegrías
puedo
vivir este mundo.
Allí
a lo lejos los niños
van
jugando al escondrijo,
alborotadores
llenos
de
alegría y regocijo.
Me
acerco entre la zarcilla
y
curiosamente escucho...
¡La
alameda está tranquila,
hoy
jugaremos al chucho!
Y
una niña muy hermosa
recoge
lirios y rosas,
son
las flores preferidas
de
las bellas mariposas,
y
corriendo por los sotos
se
escucha un apenado pío,
son
pajarillos enjutos
que
del nido se han caído.
Y
un viejo pintor de niños
que
anda en busca de asuntos,
en
la luz pone cariños
sublimes,
a estos conjuntos,
que
en el coloreado ambiente
en
tono suave en los muros
va
retratando a la gente
en
gamas vivos y oscuros.
En
pared arlequinada
que,
a tramos, lucen los musgos,
parece
pared manchada,
a
brochazos y con grumos
y
entre la madeja verde
un
rayo de sol biforme,
entre
la lluvia se pierde
como
rosa multiforme.
Yo
escucho y luego pienso...,
yo
también tuve aventuras
aunque
hoy esté confuso,
y
agasajé a mis futuras,
yo
fui amado y tuve orgullo,
di
ilusiones y esperanzas...,
me
porté como un capullo
sin
pensar en las venganzas.
Fue
mi amor..., tan sigiloso
solitario
y caviloso,
que
en la calle silencioso
como
siempre, voy dudoso.
Logroño,
21 de noviembre de 2015