CANTINELA (elegía)
En calma estaba la aurora.
El pecho seco, callado.
Al obelisco devora
el lento tiempo pasado.
Las calles están desiertas,
las viviendas destrozadas,
los tejados con mil grietas,
haciendas abandonadas.
La extraña ausencia de almas,
el entorno abandonado,
la sombra yerta da alarmas
de un purgatorio embriagado.
La fuente se va secando,
la tarde se va apagando,
el frío se va acercando,
la muerte ya va llegando.
Las piernas me van crujiendo
como crujen puertas viejas,
los huesos me están doliendo
como duelen muchas quejas.
El sol deambula ausente
por la estancia de la casa,
entra y sale deslumbrante
como si fuera una farsa.
El hastío me está hartando
como me harta el frío viento,
me he parado esperando
que llegue mejor momento.
Ricardo Lalinde López
(de mi libro “MADRIGALES” editado en agosto de 2022