YO
FUI AQUEL DE PLUMA BLANCA...
Yo
fui aquel de pluma blanca en las manos,
de
versos, rosas y alegres cantos profanos,
caballero
andante de montes y de llanos,
potro
sin freno en mis jóvenes años.
Fui
el dueño de un jardín sin flores,
en él
sembré rosas y alegres ruiseñores,
di
canto a las flores y perfume a los cantores
y el
jardín llené de alegres sensaciones.
Querido
fui por todos durante mi infancia
y
supe del calor que en mi casa había,
las
rosas y claveles me dejaron su fragancia,
una
fragancia alegre y de melancolía.
Tímidamente
al mundo asomo
joven,
viril, con ganas y gran aplomo,
iba
embriagado de vida y de mí mismo
y no
caí en las sombras de mi propio abismo.
Ahora
en el ocaso y discreto paso por la vida,
en la
hora crepuscular y de retirada merecida,
juzgo
si mi alma fue por tanto alegre y atrevida,
alma
joven entre el placer y la melancolía de la vida.
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