CARIÑO...
Pon tu cuerpo junto al mio
y ven, niña, por mi lugar,
que hoy vamos a madrugar
para pasear cerca del río.
Pon tu cuerpo junto al mio
y ven, niña, por mi lugar,
que hoy vamos a madrugar
para pasear cerca del río.
Quitaré de allí murallas,
pondré en los campos alfombras
y gozarás de las sombras
que hay cerca de esas playas.
Ya verás que placentero
es un paseo en mi yegua,
sentirás cantar el agua
desde aquel apuesto cerro.
Quisiera escuchar atento
a tu esbeltez seductora
más que la espiga en la aurora
cimbreada por el viento.
Más pronto, estarás querida
dentro de mi alma abatida,
si no quieres que mi vida
sea triste, mustia y dolorida.
Tus labios son más rosados
que las frutas del Alhama,
son amorosos mi dama;
frescos, alegres y osados.
Tu cariño es mi comienzo,
tu soberbia es mi verdugo,
más venenosa que el musgo,
aunque yo no me avergüenzo.
Que diferencia hay, bien mío
al viajar nuestra existencia,
tú en tranquila complacencia
yo en bullicioso desvarío.
Tú res la flor más galana
que de colores se viste,
yo soy la cosa más triste
que se agita en la mañana.
Tú eres la feliz calandria
que canta alegre y dichosa,
yo soy un ave misteriosa
que llegó de Alejandría.
Hoy mi vida tiene dudas
que ocultan mis pretensiones,
muchas nieblas y visiones
en las montañas desnudas.
Llanto lleva mi tristeza
que vuela cansadamente
como salen lentamente
las flores de la corteza.
Sin embargo en mi alborozo
en mi angustia y mi agonía
conservo un santo, amada mía,
que es mi paraíso y mi gozo.
Y te suplico por piedad
que escuches lo que te digo
y vente a vivir conmigo
con mi amor y mi soledad.
Logroño,
Navidad 2014
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