GUITARRA
Dormida en la madrugada, la rubia guitarra espera:
Un grito grave de madera desespera.
Su remarcada cintura, por la que el pueblo delira,
cargada de son, la cuerda dura se estira.
Canta la guitarra sola, mientras la luna suspira;
canta libre de su funda, esclava que admira.
Ya dejó al borracho anoche, abandonó el cabaret umbrío,
donde noche tras noche, va muriendo de frío,
y alzó la cabeza al cielo, con ojos de tarambana,
sin cocaína, ni opio, ni mariguana vana.
¡Otra vez vuelvo al castigo, venga la guitarra vieja,
con la calma del amante que no la deja!
Siempre cara alta, no caída, traiga su risa y su llanto,
clave sus uñas de encanto sobre su canto.
Cógela tu guitarrero, cepíllale bien la boca,
y toca en esa vihuela una pieza loca.
Un son de ambición mayor, un son de cariño eterno;
pon el pie sobre la silla, y canta sereno.
Cógela tú guitarrero, cepíllale bien la boca,
Logroño,
12 de enero de 2015
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