Soy una cuba. Me enloquece el vino
refulgencia azul de la primavera
que pone una explosión de borrachera
sobre las entrañas de mi destino.
Mi alma está hecha de ritmo y armonía;
en mi estar todo es melodía y es canto,
desde la elegía y en su triste llanto
hasta el himno triunfal de la sinfonía.
Y
no porque mi vigor mi alma pierda
ha de ayudar su ritmo a mi alma loca:
más aún por el arte con que la toca
la cuerda tiembla y se agita por ser cuerda.
Así, cuando la ruda y dura garra
de la guadaña destruya el cuerpo mío,
mi espíritu ya estará allí en el vacío
como esa agitación de la guitarra.
Y de nuevo en el estelar camino
explicará sus afanes de armonía
con el canto de una dulce sinfonía,
o con el alegre trago de un vino.
ha de ayudar su ritmo a mi alma loca:
más aún por el arte con que la toca
la cuerda tiembla y se agita por ser cuerda.
Así, cuando la ruda y dura garra
de la guadaña destruya el cuerpo mío,
mi espíritu ya estará allí en el vacío
como esa agitación de la guitarra.
Y de nuevo en el estelar camino
explicará sus afanes de armonía
con el canto de una dulce sinfonía,
o con el alegre trago de un vino.
Logroño,
30 de
enero de 2015
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