REFLEXIONES DE ANTES DE AYER
Unas lágrimas se deslizan por mis
mejillas y suavemente se van posando sobre mis labios, son un
sentimiento dichoso y un latir del corazón cansado de recorrer el
mundo que poco a poco se muere.
¡Cuántas veces suspiré! ¡Cuantas
veces cerré los ojos y los volví abrir a la vida!
Era mi forma de pensar, mi forma de
conocer a tantos seres perezosos y vagabundos y que para mi no
existía ninguno con las mismas penas de mi sollozar.
Y esta falta de la sinceridad del ser
humano, y de estímulos de la vida, también los hecho en falta, y
los que somos testigos, podemos manifestar al hombre nuestros pesares
y nuestra fortaleza que comporta el poder material.
Y me quedan en la vida reflexiones
por resolver, con camino de justicia y firmeza renovada, manifestando
el desafío y el mensaje de la llamada hasta el umbral que todo
hombre ocupa.
Junto a mis manos indecisas y mis
lágrimas que dejan de llorar masco la confianza que tengo de ser
dichoso, mis labios fríos y calientes y las manos y los pensamientos
ya envejecidos me dan la razón, observo a mi corazón que me
dice..., quedas libre de castigo.
No obstante intentaré guiarme
suavemente a través del espíritu que no olvida compromisos en el
descolorido vivir de las cosas; y de esta forma, hacer la vida más
buena y hermosa, sin lágrimas de muerte, no es una sorprendente
actuación tener el corazón libre, es tener siempre luz absoluta y
abierta a la esclavitud de la humana condición.
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