MI
SOLEDAD
No
hay igual a esta calma
al
encontrarme tan solo
en
la mitad del camino
el
firmamento estrellado
y
por el viento ceñido;
en
medio del trigal siento
ser
un hombre afortunado.
¡Que
a la vez soy, flor y trigo!
Ya
no tengo nada en mi alma.
Ni
pena que sobrellevar,
ni
recuerdos alejados
que
me hicieran alegrar...
Sólo
mantengo esta dicha
de
ser puro en la soledad
de
estar muy sólo en la tarde
¡sólo
con la tarde no más!
Se
hace largo el silencio
y
va llegando la noche,
porque
el sol ya se esconde
con
sus cabellos bermejos
lejos,
entre aquel carrascal;
¡yo
quisiera encontrar siempre
esta
fortuna indecible
de
estar, sólo y apacible,
sería,
un milagro de paz!
Logroño,
3 de agosto de 2015
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