ROMANCE
(a
un caballero de Salamanca)
Venía
de Salamanca
en
brioso corcel montado
un
mozo, fuerte y bragado
cubierto
con una capa.
Llamabanle
el embozado.
En
la mitad del camino
de
Salamanca a Logroño
mira
a tras y dice…, “coño”
me
olvidado del tocino,
y
sin tocino no atino.
Presto
tira de las riendas
y
el caballo se encabrita
y
el bravo mozo recita
del
alma las encomiendas,
y
bajando del caballo
con
elegancia se apea
y
bajo el sol centellea
de
fino acero, su espada,
que
lleva oculta en la capa
por
si puede afanar peras.
Y
como el sol cae de plano
saca
una bota de vino,
que
siempre lleva en el ruano
regalo
de un peregrino.
A
la sombra en el camino
se
tumba sobre las hojas
y
en un momento asustado
en
estruendoso relincho
sale
corriendo el rocino
por
culpa de un simple bicho.
Y
en los campos castellanos
entre
viñas y trigales
se
quedó aquel salmantino
sin
caballo, y con sus reales,
mas…,
con la ilusión que vino.
Logroño,
22 de noviembre de 2016
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