¡QUE
LÁSTIMA!
¡Que
lástima que siendo poeta
no
pueda cantar las viejas usanzas!
¡Que
lástima que no pueda entonar
una
voz de brillantes romanzas!
¡Que
lástima que teniendo patria
no
pueda cantar un gloria a mi patria!
Se
que la historia siempre es la misma, siempre la misma..,
que
pasa de una tierra a otra tierra, de una casta a otra casta, como
pasan las tormentas de verano de una a otra comarca.
¡Que
lástima que ya casi no me quede comarca, ni patria chica, ni tierra
provinciana! Nací en las entrañas del Valle del Alhama, pueblo del
que ya casi no queda nada:
Pasé
los días garzos de mi infancia en este Valle del Alhama, y mi
sombría juventud, entre el río y la montaña.
Después
de este episodio…, no he vuelto a echar el ancla, y…, ninguna de
estas tierras ni me eleva ni me exalta para poder cantar siempre la
misma balada al mismo río y a la misma agua que pasa rozando mi
campo y mi casa.
¡Que
lástima que de mi pueblo ya no quede casi nada. Y por qué voy a
cantar mis viejas romanzas si soy un paria que apenas tiene una vieja
capa.
Sin
embargo… en esta tierra del Alhama hay un viejo pueblo, un pueblo
de España con una casa en la que voy de posada y donde tengo
guardadas, mesa, silla, libros y un ajuar en una sala.
Aquí
me siento sobre mi silla y venzo las largas horas entre mis libros
viendo como pasa el tiempo a través de la ventana.
Cosas
de poca importancia parecen un libro, una silla y una ventana en un
pueblo del Alhama, y sin embargo, me basta para sentir todo el ritmo
de la vida en mi alma.
Y
aunque soy un paria que apenas tiene una vieja capa… me veo forzado
a cantar cosas, aunque..., de muy poca importancia.
En
Inestrillas, agosto de 2017
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