CON EL TIEMPO LLEGA LA EDAD...
Ya me voy haciendo viejo
y mucho me cuelga el pellejo,
la barba me nace cana...,
los pies, torpes van por la mañana.
Y no son las canas las que me envejecen,
son las piernas que no me obedecen;
el olvido de las cosas me entristece
y sentirme cosa inútil me estremece.
He aprendido a saber qué no hacer,
a no reír, a no llorar ni a saber...,
mis sueños ya se desvanecieron
y me prohibí saber si los hubieron.
Remando voy con fe y sin desalientos
absorbido en mis propios pensamientos,
nado en un mar de desconciertos
por entregarme a los míos con afectos;
esa fuerza invisible y lenta del destino
nos va enseñando el duro camino,
triste retiro para mí será
donde mi cuerpo a descansar irá.
Perdonad si distraídamente
la pluma corrió rápidamente,
fue un desahogo que precisamente
fue un desahogo que precisamente
raras veces gocé debidamente.
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