A LA MEJOR PROFESORA DE INFORMÁTICA
(A Mari, nuestra profesora)
En la pantalla tenía
el escritorio abierto;
y en sus mejillas rosadas
sus ojos negros;
no veíamos los iconos
ninguno creo;
sin embargo veíamos
su esbelto cuerpo;
como niños hablamos
en el colegio;
y con voz firme dice:
“¡Esto es muy serio!”
¿Cuánto duró el regaño?
No lo sabemos.
Solo sabemos que nos volvimos
todos a un tiempo,
y nuestras miradas se hallaron, todas,
frente a sus ojos negros;
y, de repente, todo el colegio
quedó en silencio.
(De mi libro "Como salen del Alma")
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