HERMOSA NATURALEZA
Qué hermosa
me place
la blancura primorosa
con que nace la alborada
para despertar a las rosas.
El cisne en
el arroyo
ostentando alas erguidas,
y aleteando al viento
cual limpio tornado gira:
la inocente
palomita,
emisaria de mil dichas;
el perfumado jazmín,
y la azucena altiva;
las pulidas
conchas
por la arena extendidas,
la espuma de los mares
las cumbres
oscurecidas.
Cuando el
céfiro las nubes
allí amontonadas limpia...,
que cándidas y qué bellas
se ven las florecillas;
cuando la primavera nace
entregando mil sonrisas,
para premiar a los bosques
engalana las campiñas,
y los
frescos riachuelos
adornando sus orillas,
con mil inocentes flores
y nevadas chiribitas.
Parece que
en el cielo
cuando es noche serena,
mil refulgentes luceros
en las alturas requiebran;
también la
bella rosa
con su color cautiva,
a la hermosa mariposa
que con dulces besos liba;
¡que color
tan fastuoso
el de la clavellina altiva!
es naciente y es ocaso
con nubecillas carmíneas,
inhalando
delicias
al extinguirse el día;
en los sosegados prados
cuando la tarde declina...
¡Y no es
también hermoso
el tornasol de los trigos
cuando en oleajes áureos
la brisa los bambolea!,
¿o cuando
la espuma brilla
lejos allá en las orillas
de las aisladas playas
que con el horizonte lindan?
¿Y aquel
hermoso fruto
que en el huerto se destaca?;
¿la sonrojada manzana
o la fragante naranja,
que
colgadas de sus ramas
las estremece el aura?
¡qué hermosos colores
en ese valle de mi alma!
Allá en las
verdes praderas
brillan blancas margaritas,
donde el Alhama arrastra
sus aguas más recónditas;
y con
retorcidas ramas
los amorosos viñedos
visten de verde esmeralda
a los amantes cultivos.
De aquella
apacible casa
que vio brotar a mi vida,
donde mi infancia voló...
donde guarde mis cenizas.
Pintar las
amapolas,
el duraznal
y las guindas,
las hojas
que acarician
rojas fresas
encendidas;
el
corpulento nogal,
y las oscuras encinas,
que con su sombra cobijan
al pastor de la canículas.
Donde el
humilde pastor
goza de reprimidas dichas,
vistiendo de musgo y paja
las paredes donde habita.
Ahora que
a la aurora
los ruiseñores cantan,
asoma a la ventana
la belleza de tu cara.
Mírame así,
querida,
más fresca y más galana
que las hermosas flores
que cuelgan de tu ventana,
que allí en
el infinito
y en prolongados vuelos,
las estrellas se pasean
con sus queridos luceros.
Ves la
hermosa naturaleza
que bella e inteligente es...,
a las flores hace hermosas
y a la cizaña también.
y allí en
el risco más alto
bajo la apretada nieve helada,
nace el arroyo del frío
que calmará nuestra sed.
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