EL SÁBADO
Desperté a la aurora y levanté temprano,
por entre caminos: subí al altozano
y me encontré con Dios...,
y sentí la brisa limpia de la tierra
que
como la niebla, lenta va bajando,
absorbí la bruma limpia de la sierra
me lavé en la fuente que sigue manando
absorbí la bruma limpia de la sierra
me lavé en la fuente que sigue manando
como en otros
tiempos...,
y como las rosas quedé perfumado.
Tiré de la grama para ir la arrancando
y la avena loca también desmembrando,
cuando el astro
padre se estaba ocultando
me di unos respiros...,
me di unos respiros...,
estaba agobiado, sudando y sudando,
de un salto ligero llegué hasta el ropero,
bebí
del botijo, lo fui acariciando,
hasta haber saciado mi cuerpo yuntero,
me senté en el suelo...,
hasta haber saciado mi cuerpo yuntero,
me senté en el suelo...,
mis ojos quedaron fijos a lo lejos,
tañó la campana tocando las ocho,
en mis interiores como los vencejos
me marché volando pues yo no trasnocho
ya no soy mozuelo...,
La fiesta iniciada, los mozos bailaban,
sobre las baldosas el suelo temblaba,
fijos en el suelo mis ojos vibraban
a un jardín
regado que también bailaba...,
¡Y allí..., te
esperaba!
Logroño, 3 de
julio de 2014
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