ENTRE
MONEGRO Y LAS ESTRELLAS
Mi padre además de dedicarse al campo,
también era apicultor; en la primavera, cuando tenía que visitar
las colmenas, madrugábamos mucho para estar ante ellas antes de
amanecer, de esta manera las cogíamos dormidas y podíamos
encerrarlas para trasladarlas de lugar. Monegro, es una montaña
trascendental para la gente de aquellos pueblos, allí en esa montaña
se dan las flores mas hermosas y melosas de aquellas latitudes, la
mejor leña, la mejor caza y los mejores hongos, sin contar la
extraordinaria vida natural que se puede hacer allí.
Desde lo alto de Monegro puedes ver
infinidad de montañas, valles y llanos a tus pies, es la atalaya mas
amable de aquellas tierras, por eso se le tiene tanto afecto y
simpatía.
Cuando me encontraba en compañía de
mi padre en la montaña y al ser aún de noche, me gustaba tumbarme
boca-arriba para contemplar las estrellas, que hermosura de
firmamento, intentaba descubrir lo que había en esas alturas y
cuando amanecía veía el nacimiento del día y la salida del sol,
¡todo un espectáculo! Siempre me he preguntado por qué el Creador
hizo cosas tan hermosas y los hombres nos dedicamos a combatirlas he
intentamos destruirlas. ¿Cómo podemos ser tan dañinos? El
firmamento es algo que al humano siempre nos ha llenado de
fascinación, observar las estrellas en una noche serena y a esa
altitud, es algo maravilloso.
Cuando has terminado la jornada y bajas
de la montaña al valle, te quedas mirándola y piensas..., qué
hermosa eres y qué pequeño soy aquí abajo, ¡pronto volveré!
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