SORPRESAS
QUE NOS DA LA VIDA
Hace
72 años, el que suscribe, tuvo un ataque de meningitis aguda; por
aquel entonces esta enfermedad era mortal.
Yo
tenía 2 años, había nacido el 26 de abril de 1940, festividad de
San Cleto, por este motivo me pusieron de nombre Cleto. Como decía
anteriormente mi enfermedad no tenia cura, si alguien salia de esta,
era un milagro; el médico del pueblo D. Ricardo, recomendó a mis
padres una cura a base de hielo y calor, mi padre buscaba hielo por
las acequias y por todo donde había agua, pues era invierno y
abundaba, mientras mi madre rezaba a San José y hasta lo insultaba,
ya que me dejaron en cama por muerto y envuelto en hielo. Al día
siguiente fueron a verme pensando en lo peor, pero fue todo lo
contrario, estaba sentado en la cama jugando, el niño se había
salvado; llegó el médico y dijo a mi madre que había sido un
milagro, que no podía ser; mi madre miró a San José y le dijo que
retiraba todos los insultos que le había dicho, decía mi madre, que
vio sonreír a San José.
En
vista de lo ocurrido mis padres acudieron al Juzgado y a la iglesia
para cambiarme el nombre y desde entonces me llamo Ricardo.
Decía
que la vida nos da sorpresas y es cierto. Desde hace tiempo me dedico
a escribir y como todo escritor tengo mis lectores algunos, los más,
son fijos y entre ellos hay un buen lector que se llama Ricardo Gil,
este señor de joven, veraneaba en Aguilar del Río Alhama y me
contaba lo bien que lo pasaba por aquellas tierras del Alhama; hace
pocos días y con motivo de entregarle mi último libro publicado,
nos entregamos en una conversación simpática y amena y me decía
haberle gustado mucho el relato que había escrito sobre D. Antonio
Rafael Herce García, boticario de Aguilar del Río Alhama e
Inestrillas y Decano de los Colegios Farmacéuticos de España,
casado en Aguilar con Doña Isabel Mayor Ruiz...
La
conversación nos llevó hasta nuestras familias y me contó que su
abuelo también estuvo en Aguilar como médico titular y que se
llamaba D. Ricardo Gil.
¡Que
sorpresa! Jamás pensé encontrarme con un nieto de quien me salvo la
vida y que nunca conocí, o que recuerde. ¡Sorpresas que da la vida!
No hay comentarios:
Publicar un comentario