SE
MUERE MI PUEBLO (elegía)
Se
muere mi pueblo, fallece de viejo,
lo
parió esta tierra, dándole raíces
para
que creciera entre el verde tejo,
para
que crecieran y se hicieran fuertes
el
valle llenaron de frutos silvestres,
dándoles
sus tierras y también sus fuentes
y
un día crecieran sanos y valientes,
como
crece el hombre en tierras agrestes
luego
abandonadas por sus propias gentes.
Mi
pueblo se muere, no tiene remedio,
su
gente se marcha, Dios sabe a que cielo,
y
en la encrucijada que existe en el medio
quedarán
jardines con flores y eneldos,
y
miles de chopos como abanderados
quedarán
también nogales y almendros.
Eran
de Inestrillas nuestros hijos muertos
y
serán los mismos nietos y bisnietos
los
que a cierto tiempo resurjan despiertos.
Será
amanecer de luz y esperanza
cuando
cada árbol recobre su calma
y
nuevas raíces hundan en su panza.
Y
en lo más profundo de las cordilleras
los
valles se llenen de verdes intensos,
con
flores silvestres entre enredaderas
que
adornen los prados en la primavera,
luego
en el otoño a la hojarasca seca
llevarán
los cierzos por la sementera.
Esta
tierra nuestra pide que gritemos,
que
aún está viva, que ella está durmiendo,
y
quiere levantarse a ser lo que fuimos…
Estar
en su pueblo pardo y verdinegro,
pasear
sus calles y su campo anejo
y
en la confluencia del Camino Viejo
hacer
un descanso y subir a Monegro.
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