ÉGLOGA
EN
EL VALLE DEL ALHAMA
Me
enfurece la codicia
por
derrotas ignoradas,
los
bramadores cierzos,
las
crecidas del Alhama;
las
encintadas orillas
vestidas
de campanillas,
el
nogal desmesurado
de
este valle afortunado,
tranquilo
he disfrutado
los
encantadores campos
el
Alhama florecido
de
fragancias coronado.
Tú
verde apacible calma
del
Alhama entusiasmado,
más
alegre que los prados
en
primavera y verano;
de
la plácida Inestrillas
que
resonara en los labios,
que
revive entre mantillas
con
mis inocentes cantos.
Estos
valles solitarios
son
verdaderos quebrantos,
y
cuando mi larga sombra
peregrine
con sus llantos,
será
que estoy en mi barco
o
tal vez abandonado,
o
en los silenciosos astros,
o
en los apacibles lagos.
Y
en las tumbas quejumbrosas
de
los pueblos más cercanos,
se
evocarán muchas cosas
con
desgarradores llantos
y
frente a la triste tumba
en
funerales cantos
dirá
sollozando mi amor
aquí
descansa Ricardo.
¡Mil
veces fue venturoso!
¡otras
tantas desdichado!
¡Mucho
lo quisieron unos,
otros
lo vilipendiaron!
La
perfidia fue constante
ceñida
con otros abrazos.
Inestrillas,
12 de abril de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario