MI
PUEBLO
Lo
sueño, lo entresueño y lo medito,
sólo me queda el recuerdo y lo
escrito.
Faltan los ojos puros de la
juventud,
faltan los pies pequeños y su
inquietud.
La calle larga, las tierras
pardas.
La plaza chica el frontón y sus
jugadas...
La casa de la parra prodigiosa
de racimos que acosa la
mantis-religiosa…,
como otras casas que no se habitan
porque sus dueños se fueron a
otras citas …
Pasaban
las muchachas misteriosas
con sus madres a misa, luego…, a sus cosas...
con sus madres a misa, luego…, a sus cosas...
Templos sin gente, no hay nadie…,
vacíos,
sólo queda lo que fueron de sus
desafíos…,
sus misas y rosarios, sus bautizos
y bodas,
sus comuniones y rezos,
plegarias…, todas…,
sus campanas repicando y
volteando,
su ir y venir de monaguillos
cantando…,
de todo ello poco o nada ha
quedado,
si a caso un pensamiento muy
recordado…
El pastor monte arriba con su
mesnada,
el labrador labrando con su
yeguada…,
todos los habitantes a su labor
diaria dada,
ahora, toda la población
enterrada…
Es inevitable llevarlo tan
adentro,
adentro, adentro, demasiado
adentro…
Nuestro mundo estaba en las calles
silenciosas,
en las cuatro esquinas de las
calles misteriosas…
Se aglomeraban, hablaban y reían
felices,
a la sombra o al sol con sus
arrugas y cicatrices…
Con la paz del domingo en la
mirada
y eternos momentos de evasión en
sus moradas...
A lo mejor mi pueblo es todo
poesía,
o un pueblo que sólo existió en
mi fantasía...
Hoy, domingo 22 de abril de 2018
tarde tranquila y serena.
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