MI
PUEBLO SE MUERE...
Viendo
a mi mujer regar las flores me ha llegado al pensamiento aquellos
días lejanos del pueblo en el que a primera hora de la mañana las
mujeres regaban y limpiaban de hojas secas y amarillas las flores
tristes ya marchitas de las clavellinas y geranios de ventanas y
balcones, recuerdos que te hacen pensar porque según cortaban las
hojas y flores estas las dejaban caer a la calle, luego, con garbo y
salero, escoba y terrero, las hojas y flores iban recogiendo al mismo
tiempo que la calle iban barriendo.
No
había balcón o ventana que no tuvieran macetas, pensiles o tiestos
floridos luciendo con gracia y color a raudales, y cuando las mujeres
por su ventana la cara al sol asomaban parecían mariposas que entre
las macetas las flores libaban. Dulces recuerdos de tiernas mañanas.
Añoranzas de épocas ya pasadas, pues os digo que en mi pueblo, ya
no quedan flores en las ventanas y apenas quedan almas, mi pueblo se
muere y nadie hace nada.
Y
voy recordando al paso que voy escribiendo, aquellos veranos de
hoces y rastrojos que en mis piernas desnudas aún voy sintiendo, y
el grillar de los grillos, el croar de las ranas el ulular de la
lechuza o del buo y el brillo refulgente de la luciérnaga en
aquellas noches calurosas de verano.
¡Qué
lejos ha quedado todo! Aquella pasión obligada de recoger para el
invierno, invierno que podía ser largo, muy largo y muy frío,
inviernos de recogimiento, de reflexiones, de cuentos y anécdotas,
inviernos duros del Valle del Alhama.
Los
recuerdos son muchos y amenos todos están llenos de ternura, de
amor y dulzura; benditos años en los que hombres y mujeres estaban
unidos en un afán común, en la unión y conservación de la
supervivencia del pueblo. ¡ Y vuelvo a decir, hoy mi pueblo se
muere!
En
este extraño año de 2020, nos ha visitado la peste del “Coronavirus
o Covil 19” que nos va a dejar diezmados sin remedio, vamos a
recordar aquella peste del lejano 1599 y la del no tan lejano 1885
aunque no las hallamos vivido,
tristes
recuerdos…, todo llega y todo pasa, lo malo es cuando esta se
repite.
En
estos días de tristeza recordamos el desenfreno con el que hemos
vivido estos años pasados, todo era poco, todo eran quejas y todo
era querer más y más; más sueldo, más libertad, más playa, más
droga, más alcohol, más sexo, más juerga y menos trabajo, más
de todo eso…,
y menos de otras cosas.
En
fin, esperemos salir pronto de esta catástrofe porque si tardamos…,
que Dios nos coja confesados. Amen.
Ricardo
Lalinde López
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