¡¡SALVA A TU PUEBLO, VIRGEN MÍA!!
Flor
del Prado de mi pueblo; Virgen santa entre las santas;
yo
he venido muchas veces a postrarme ante tus plantas
y
he cantado
las endechas con
mi violín
trovador;
siempre
mis reflexiones
te han rendido vasallaje,
hoy,
Señora, mi pueblo te dedica este
mensaje
y
te entrega
humildemente
lo más puro de su
amor.
¡Patrona
sois de
Inestrillas!;
y recuerdo con cariño,
con
ternuras indecibles,
de aquel día cuando niño,
a
tu ermita
me llevaron y tu imagen contemplé;
y
recuerdo que la madre de mi vida me ordenaba:
-Reza
y
pide ser
bueno-, y yo, Virgen, te cantaba
la
canción
sana
e inocente
de mi limpia y sana fe.
Desde
entonces
yo te quiero
como pájaro a
su nido;
como
perla
ama su concha, la guitarra
su
sonido,
el
soldado
su bandera y el
poema
el trovador;
y
te sigo dedicando
mis estimas
y quereres,
porque
vi que Tú Madre la
más piadosa
y buena
eres
al
saber que no hay
engaño
en
la
nobleza
de tu amor.
Y
si me separare de Ti, alguna vez Señora,
deslizado
por los vientos con
su furia
arrolladora
que
dejaron
en mis ojos las sombras en
el
capuz,
fuiste
Tú la compasiva, que custodiaste
mi alma
con
furia
de mis sentidos, diste paz y diste calma
y
a mi juicio
devolviste su perdida hermosa luz.
¡Que
en las horas de congoja,
de fatal
melancolía,
eres
luz
de la
esperanza, y eres faro
y eres guía,
y
eres costa
salvadora del que náufrago se ve;
y
le abrigas
y le curas las heridas de su pecho,
que
está mustio
y dolorido, y sangrando está y deshecho,
y
le ayudas
con
clemencia y
con
consuelos de la fe!
¿Cómo
pues, Virgen excelsa de
mi
Prado no adorarte
y
por Madre, la más buena bendecirte y aclamarte
y
ofrecerte con
mi viola
la más lúcida
canción,
si
del seductor
aroma
de tus célticos
favores,
de
la miel sabrosa y grata de tus cálidos amores
que
aprisionan
y encadenan, está lleno el corazón?
¿Cómo
Reina, en este día Inestrillas
considera
-que
te quiere y que te ama, que rendida te venera-
tributarte
su homenaje más ardiente y más cordial,
yo,
que sabes que te adoro, Virgen mía, desde niño,
no
dejar en tus altares, con fervor y con cariño,
la
sencilla, humilde ofrenda de mi espíritu inmortal?
Que
te ofrezcan mis hermanos de la tierra los tesoros,
y
las músicas sublimes de los órganos sonoros,
con
cánticos respetables
de
la más
alta
estimación;
que
derramen en tu trono azucenas, lirios, rosas,
y
te cubran, Sol del Prado, con túnicas
primorosas
que
te envuelven en una
aureola
de celeste
radiación.
Yo
no tengo más fortunas,
ni
tampoco
más preseas
que
las míseras y pobres del caudal de mis ideas…
y
esta vida oscura y pobre que de tu Hijo recibí.
Todo,
Madre, te lo ofrezco con la fe más honda y pura,
y
será eterno mi gozo, será eterna mi ventura
si
algo encuentras que te plazca
que sea digno de Ti.
Pero
a cambio de mi vida, te
pido no seas extraña
con mi pueblo
que
es el
pueblo
más querido
de tu entraña,
y
es el
hijo más
amado
de tu amante corazón…
A
los pies de tus altares, arrodillado
te ruego
que
en tu
magno
pecho
animes
el ardiente y santo fuego
de
su
excelsa
fe cristiana, que fue siempre su blasón.
Hoy,
Flor galana
de mi Prado, va mi
nave a la deriva;
pero
tú
harás,
mi Virgen, indulgente
y compasiva,
que
se salve de las olas que la quieren envolver;
porque
sé que para ella fuiste siempre luz de faro
que
amorosa la condujo a feliz, seguro amparo
y
trocó sus infortunios
en dulcísimo placer.
Y
has de hacerlo; porque aquí,
a pesar de los pesares,
te
consagran
como antaño, sus cariños y pensares
y
su fe en Ti, Virgen mía, se agiganta
más y más;
esa
ardiente fe inefable,
venerable,
noble, augusta,
que,
del odio intransigente,
ni se aleja
ni se asusta
por
mantener
la
confianza
de que Tú la salvarás.
¿Cómo
siendo Tú Madre, entre
madres la más buena,
y
de amor y de ternura tu alma toda hallarse llena
no
salvar a tu pueblo
del
peligro en
que
ahora
se ve?
Ya
que eres
Reina adorada,
tu favor divino imploro,
sé
que nunca quieres perder de Inestrillas su tesoro
del
caudal inagotable de sus creencias y su fe...
Flor
del Prado de mi pueblo; Virgen santa entre las santas;
yo
he venido muchas veces a postrarme ante tus plantas
en
mis horas de alegría y en mis horas de dolor;
y
siempre te he ofrecido pleitesía y vasallaje
al
rendirte en este día Inestrillas
su homenaje,
yo
te rezo y te canto las endechas de mi amor.
¡Muchas felicidades…!
Ricardo Lalinde López
Inestrillas,
30 de mayo de 2020 -festividad de Nuestra Señora la Virgen del
Prado-
(Festividad aplazada por motivos epidémicos.)
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