CANTO AL
VINO
¡Oh el
vino!: licor bueno y exquisito
néctar
de dioses y sangre de Cristo,
de
grandes bodas, de canto y rito,
alegra
los corazones y ayuda al erudito.
El que con buen vino comiere
y con
buen ama durmiere,
retozar
puede lo que quisiere
y a Baco
darle gracias debiere.
Al enamorado, si vino le has dado,
no te
quejes si está mucho a tu lado,
y si le
das vino tinto y luego dorado
seguro
que pronto lo verás acostado.
Si con tocino y pan andas el camino,
mejor
andarás con vino, pan y tocino;
nueces,
miel y vino al hombre dan tino,
hacen
andar y a veces correr el camino.
Al
peregrino llénale el zurrón para el camino,
pero
mucho mejor si le pones queso y vino;
si dice
que bebe poco ponle cuarto de vino,
si dice
que de vez en cuando ponle agua y vino.
Hombre
que va al campo con pan y vino,
déjalo
tranquilo hacer el camino,
y si no
lleva agua y si lleva vino
no
trabajará ni para él ni para el vecino.
En la
buena mesa de cordero y de cochino
no ha de
faltar cántaro de buen vino,
y si la
mesa fuere de gallina y palomino
no ha de
faltar para beber y cocinar buen vino.
Bebe el vino moderadamente
para que
siempre te encuentres consciente;
con el
vino no te hagas el valiente,
pues
templó fraguas y doblegó al inconsciente.
Si yo
muero antes que tú, amor mío,
entiérrame
en la viña junto al río,
donde
los pámpanos crezcan a su albedrío
y las
uvas maduren con fuerza y brío.
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