HISTORIA DE UN TORNILLO
En un enorme
trasatlántico había un tornillo muy pequeño que junto con otros muchos
tornillos, igualmente muy pequeños, mantenían unidas dos grandes planchas de
acero. Cuando el barco navegaba en pleno océano, el tornillo comenzó a
aflojarse y amenazaba con salirse fuera. Entonces los tornillos vecinos
dijeron: “Si tú te sales de tu sitio, también nosotros nos saldremos”. Y los
remaches de abajo, en el casco del barco, dijeron: “También nosotros estamos
muy apretados, vamos a aflojarnos un poco”.
Cuando esto
oyeron los grandes contrafuertes de hierro, gritaron: “Por el amor de Dios!,
quedaos en vuestro sitio; porque si vosotros
no resistís, estamos todos perdidos”. Y el rumor de lo que intentaba
hacer el pequeño tornillo se extendió con la rapidez del relámpago por todo el
enorme casco del barco, que gimió y se conmovió en todas sus junturas. Todos a
una, entonces, los contrafuertes de hierro, las planchas de acero, los
tornillos y aun los más pequeños remaches enviaron de común acuerdo un mensaje
al pequeño tornillo para que permaneciera en su sitio porque, de lo contrario,
el barco iría a pique y ninguno llegaría a su destino.
Este mensaje
que tanta importancia le atribuía, halagó el orgullo del pequeño tornillo, que
tomó la decisión de mantenerse en su lugar.
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