CANTINELA
En
calma estaba la aurora.
El lecho seco, callado.
Al
obelisco devora
el
lento tiempo pasado.
Las
calles están desiertas,
las
viviendas destrozadas,
los
tejados con mil grietas,
haciendas
abandonadas.
La
extraña ausencia de almas,
el
entorno abandonado,
la
sombra yerta da alarmas
de
un purgatorio embriagado.
La
fuente se va secando,
la
tarde se va apagando,
el
frío se va acercando,
la
muerte ya va llegando.
Las
piernas me van crujiendo
como
crujen puertas viejas,
los
huesos me están doliendo
como
duelen muchas quejas.
El
sol deambula ausente
por
la estancia de la casa,
entra
y sale deslumbrante
como
si fuera una farsa.
El
hastío me está hartando
como
me harta el frío viento,
me
he parado esperando
que
llegue mejor momento.
Logroño,
8 de marzo de 2018
Dedicado a Inestrillas, mi pueblo, pueblo como muchos
otros que se van muriendo poco a poco.
Dedicado a Inestrillas, mi pueblo, pueblo como muchos
otros que se van muriendo poco a poco.
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