UN
TROCILLO DE PAPEL
Exhibiendo
su blancura más pura,
como
una tentación a ser escrita,
un
trocillo de papel me invita
a
medir en un soneto su hechura.
¡Qué
nombre le pongo a la escritura?
¿Qué
tema a componer me incita?
Al
afrontar el lance necesita
mi
pluma, y marchar de esta apretura.
Pido
favor a las Diosas, me concentro,
intento
componer, pero no encuentro
la
forma de derrotarla en mi porfía.
Nada
se manifiesta en mi mollera
y
mi sequedad mental, me exaspera.
Lo
arrinconaré, pues, para otro día.
CAMINOS
DUROS
Me voy por estas cañadas
-tierra que acalló el silencio-
duros campos y secanos
caminos crueles, lejanos.
Rincones de “Aguas Salobres”
barrancos de “Tras del Prado”...
En el alma de estos nombres
dejé mi corazón atado.
Para poder recordarlos
planté higueras y manzanos,
y
al cabo de mucho tiempo
mil
recuerdos retoñaron…
HUELLAS
EN EL POLVO
Somos
tan solo en la vida
sombras
que se balancean,
un
sin fin de vanidades
con
muy ruidosa presencia.
Somos
un saco de huesos
cargados
de necedades,
vestidos
con apariencia
de
personas ejemplares.
Pasamos
sin darnos cuenta
que
solo de paso estamos,
y
en un momento cualquiera
en
el otro mundo estamos.
Y
tantos caminos andados,
y
tantos momentos vividos,
serán
recuerdos lejanos
más
allá de nuestro olvido.
¿QUÉ
ES POESÍA?
Poesía
es un sentimiento
que
nace del intelecto
procedente
del intento
de
ordenar el pensamiento.
Este
arranque poderoso
de
la inspiración del alma,
se
nos muestra vigoroso
con
suave armonía y calma.
Y
cuando se escribe un soneto,
un
terceto o un cuarteto,
aparece
un nuevo canto
alcanzando
el gran momento.
¡Eso
es poesía!
EN
LA TABERNA
...Y
el amigo me contó su historia:
Negra
historia de espantosos males,
hoy
aún viven castigando mi memoria,
como
golpea la vida en las edades.
Me
contó no se qué de unas miradas,
de
abrazos locos y de mudos besos,
y
de todas las vivas
llamaradas
del
amor..., y de todos sus excesos.
Y
el desventurado amigo no sabía
que
cuando de amor estaba hablando,
del
abismo la puerta me entreabría;
y
el alma me estaba despedazando.
¿No
conoces tú el amor? -me dijo al cabo-,
¡Es
tan hermoso, tan dulce y ardiente...!
Y
yo, que he sido del amor esclavo...,
no
le respondí al grito apasionante,
más,
como no oyó la voz afirmando,
mi
amigo, valeroso e imperante
se
humedeció los labios pensando
y...,
exclamó: ¡No quisiera fastidiarte!
Y...,
yo, por arreglar ese desbarro
le
respondí: ¿No ves
que me molestas
con
el humo que arroja tu cigarro?
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