CANTARES
Sembré
un jardín con olvidos
y
retoñaron recuerdos.
Caminé
por las cañadas
y
sólo encontré silencios.
Me
fui cantando mis penas
por
tierras de “Aguas Salobres”
camino
de las “Solanas”
transitaba
por “Calores”.
En
la entraña de estos campos
me
crié como pinsapos,
alto
fuerte y bien erguido
lugares
que nunca olvido.
Soy
hombre de tierra madre
y
de misterios me empacho:
nunca
conocí comadre
pero
crecí con provecho.
Redero
del río Alhama,
potro
bravo de este valle,
escalador
de Alcarama
y
danzador de este baile.
Al
tiempo que digo adiós
no
es pretexto de deslinde
no
quiero introducir más líos
pues
soy Ricardo Lalinde.
Inestrillas,
16 de junio de 2018
CANTARES
II
A
la sombra del Alhama
me
olvidé de irte olvidando,
¿Te
acuerdas que en la ventana
pasabas
el día cantando?
La
oscura y profunda noche
a
mis pensamientos nubla,
quiero
ser para ti el broche
que
tu bello cuerpo ensambla.
La
copla del casi casi
es
tan graciosa como tú,
el
lucero casi casi
luce
tanto como tú.
Con
el amor que acumulas
llenas
a mi pensamiento,
de
esa luz de las estrellas
y
brumas del firmamento.
Brillos
del alto lucero
son
brisas en multicolor,
qué
sombra tendrá ese cedro
tan
marchito y lleno de flor.
Yo
y el horizonte vamos
con
nuestra sombra en la tierra,
rumbos
ensalzados damos
con
valor y mucha guerra.
La
sombra va de mi mano
temblando
al topar con ella,
yo
silencioso y ufano,
tú
siempre dejando huella.
Inestrillas,
18 de junio de 2018
CANTARES
III
Mis
manos hacia ti se abren
para
acariciar con locas
ansias
de amor, que alejaren
las
lenguas de ciertas bocas;
Y…
me arrebujé en tu pecho
pensando
que aún me querías,
igual
que en el triste lecho
que
con migo compartías.
Luego
regresé a tu casa
cruzando
por el “sentimiento”,
lloviendo
estaba ¡Qué guasa!
y
yo esperando el momento.
Los
arreboles temblaban
al
despedirse la tarde,
maquillaban
y adornaban
la
pradera blanca y verde.
Y
nos cogió aquella noche
negra
como el azabache
y
marché con un reproche
por
no ser un cambalache.
Y
me fui para la finca
con
rastrillo, pico y pala,
para
enterrar la potranca
y
el alma de la zagala.
Tal
vez mañana yo vuelva
con
una brisa coplera,
senda
de la tarde malva,
camino
de la barquera.
Logroño
26 de junio de 2018
CANTARES
IV
Cargados
los burros de mies
llevan
a cuestas sus hatos,
trochas
y sendas a ratos
y
harto cansados los pies.
Con
el dejo de este canto
me
acordé cuando cansado
iba
en mi burro montado
cantando
mi desencanto,
viendo
venir carreteros
del
barranco de la Nava,
cantando
por los oteros
una
jota alegre y brava.
Yo
miro al sentimiento tal
como
a hombre no al hermano,
dar
de comer con una mano
y
con la otra hacer el mal.
Este
proceder frecuente
practicado
entre la gente
se
precia de ecuanimidad,
pero
es en su efectividad
miserable
e imprudente.
Lo
que llevo citado aquí,
parece
que es demasiado,
mas
sabed…, todo ha pasado
más
de cien veces por mí.
Inestrillas,
2 de julio de 2018
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