A
UN OLMO
¡Bien
olmo de canto gris, que sublimas
en
tus alturas arrogantes rimas
honradas
musas, y a cantar animas!
En
las hojas fecundas y derechas
de
tu emplumada y elegante flecha,
el
ruiseñor altivo plañe una endecha.
Yo
abro las alas verdes, y al crudo
viento
del áspero airón las sacudo,
y
con hermosa canción te saludo.
Fuertes
piernas, presionan como clavos
el
secreto de tus linajes bravos,
hechos
por brazos
de gigantes
cabos.
Y
si la rama del odio me ciñe
ánimo
y guitarra, la solfa riñe
la
trova es gancho que la sangre tiñe.
¡Como
peregrino en tus selvas nuevas!
Gracia
y hechizo a las miradas pruebas
guirnaldas
que hasta las nubes llevas.
A
magnífica lumbre te abandonas
con
refulgente lágrimas temblonas
diamantan
y embellecen tus coronas.
Me
abraso en musa de amor, y con rocío
como
el que abraza las que Dios nos envió
deseos
de que me sane el arcángel mío.
¡En
tu piel mi nombre grabé y se mezcla
tal
vez lo guardarás de que perezca
a
si podrá durar hasta que crezca!
Dedicado
a los grandes olmos que
hubo
una vez en las olmeras de Inestrillas.
Inestrillas,
30 de enero de 2019
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