MIS
OJOS
Triste,
sólo, callado, y pensativo
huyo
de la plebe, con ojos llenos
de
pena y de sollozo, los benignos
ojos
que a mi pesar me tienen vivo.
Allí
quedó mi espíritu cautivo
penando
por su estima; son ajenos
al
primer amor, y a los bellos senos
que
enjuagan y lloran su hado esquivo.
Yo,
seguiré la luz de su belleza,
dentro
en el fondo, llevo el golpe fiero
y
allí por donde voy me acosa su ira.
Del
mal, libro a mis ojos; y el primero,
por
quien implora mi alma su entereza,
es
ver el pesar que su rostro mira.
Logroño,
6 de noviembre de 2019
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