A MI MADRE (Elegía)
Inestrillas…,
aldea llena de paz y de sol;
canta
tu corazón mientras me alejo
poco
a poco por tus caminos,
por
tus cerros y por tus valles;
cantan
los poetas, los cercanos
y
los más distantes.
Inestrillas,
nido de madres que esperan
el
retorno del más noble sol que florezca
en
sus pupilas…
Hoy
quiero hablar con mi madre…,
mi
madre querida, la que tanto me dio,
la
que inmensamente me quiso y protegió.
Querida
madre…, camine a mi lado,
quiero
que me cuente cosas del pasado…,
las
tuyas, las mías, las que has olvidado.
Aquellas
cosas bellas y humanas de antaño
cuando
con mi padre ibas de la mano.
Aquellos
bellos días de risas y halagos,
los
días felices que viví a tu lado.
Observo
tu pelo gris plateado
y
en él se reflejan los años pasados,
tus
muchas arrugas testigos del tiempo…,
cada
una conoce su amor y su dueño.
Mi
querida madre, ¿Cuál será la mía?
Sírveme
otro abrazo, con esas manitas
y
con esos brazos,
con
las que un día tú me acariciabas,
las
que me mecían, las que me arropaban,
las
que me lavaban, las que me peinaban
las
que mi ropita cosía y limpiaban…,
hoy
están cansadas, y tímidamente
recorren
mi cuerpo temblorosamente,
tus
ojos cansados han perdido el brillo,
esos
ojos puros, esos ojos limpios…,
plenos
de esperanzas, colmados de llantos.
Ellos
descubrieron mi alma angustiada,
mis
luchas secretas, mis penas, mis ansias,
mis
silencios rotos…
Tú
siempre entendiste la lengua del alma,
la
que hoy utilizo para hablar contigo,
la
que siempre ayuda a contar congojas
que
salen de dentro, que están en las sombras,
que
vienen del cielo, que saben a gloria.
Te
veo encorvada, te veo pequeña,
tus
pasos son cortos, te veo agotada…
Pero
eso no importa…, importa tu obra,
la
que queda hecha, cumpliste del todo
¡eso
es lo que importa!
No
apresure el paso, ya no es necesario,
ya
todo está hecho, la mesa está puesta,
la
ventana abierta y el sol manda un rayo
de
amor y pureza, y le traigo flores de esa
nuestra
huerta, de las que le gustan, rosas
y
violetas…, y, tú, que entendiste de plantas
y
huertas, córtale unos tallos para tus macetas.
Vamos
a la mesa, que todos te esperan,
hoy
serás la reina del día y la dueña,
aquí
estamos todos, alcemos la copa,
vamos,
madrecita, que la vida es corta.
Siéntate
a mi lado…, cuéntame tus cosas;
sigamos
hablando cosas del pasado…,
son
cosas bonitas…, son cosas hermosas…
A
esa gran mujer que fue mi madre, la que
fue
mi faro, guía y ángel de la guarda.
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