A veces pienso que cuando uno está en
condiciones desesperadas, pierde las formas, o se olvida de ellas, y entonces
es cuando pierde la educación; pero este estado de desesperación no debiera ser
para tener el ánimo de insultar a los demás y machacarlos a fuerza de agravios
y tropelías.
Esto pasa mucho entre los políticos y la
política, vimos los desagradables insultos al Rey a España y a su bandera por
corrillos de personas que no tienen la mínima educación ni la mínima decencia;
lo vemos en el futbol, en las concentraciones callejeras y en cualquier lugar
donde se concentre gente y se calienten los ánimos, incluso es vergonzante en
televisión ver y oír algunos contertulios (licenciados en ciencias de la
información) quitándole o rompiendo la palabra del que está platicando, y ver ciertos
programas que no tienen la mínima vergüenza ante las cámaras, y los peores son
los que lo permiten.
Que las personas con poca educación y
mucha ignorancia cometan estas ofensas e insultos hacia otras personas, no está
bien, pero se puede ignorar; pero las personas bien informadas y mejor instruidas
usen esta dialéctica y malas formas, por eso ya no paso, porque se puede ser un
ignorante y no tener ninguna formación, pero es que son las personas mas cultas
las más mal educadas.
Con el afecto de Ricardo de Lalinde y López
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