A
LOS RUISEÑORES DEL ALHAMA
Templando
el pico en cántico hermano
el
generoso ruiseñor de parda pluma,
no
deja de cantar su trino entraño
aunque
de colores lindos no presuma.
Nos
dicta ahora rimas muy sonoras
fascinador
del jardín con gallardía,
excelso
ruiseñor de purpúreas horas
que
haces rosa al alba alegrando el día.
De
la luz te ocultas templando ritmo
con
generoso canto das alegría,
tu
clarín da fama con un gran salmo
placer
atento que nunca cesaría.
Turnas
con las musas tu alegre canto,
pues
si yo pudiera ofrecerte tanto,
sería
mi silencio apacible, en cuanto
no
fuera posible calmar tu llanto.
Pardo
plumaje, imitación dudosa
al
viento que lo peina envidioso,
vuelo
sin orden, pende de una rosa
silbar
en un zarzal es muy honroso;
náyade
del bosque, el hijo más bello,
lucientes
ojos entre pluma bella,
ruiseñor
es su nombre de esbelto cuello
brilla
en la noche en luminosa estrella.
El
furtivo galán en tanto, donde
roba
al laurel su trono al sol ardiente,
entre
rosas y la enramada esconde
su
cuerpo en las ramas junto a la fuente.
Tierno
se queja y sereno responde
un
ruiseñor a otro, muy dulcemente,
en
el sueño de sus cantos la armonía
ayuda
en sus quehaceres cada día.
Efusivo
el Alhama da sus manos,
con
ellas refrescándole la frente,
entre
verdes juncos de culos canos,
dos
negros cisnes van por la corriente.
Vagas
flores llevan sus tallos vanos
corriente
a bajo lisonjeramente,
las
más tupidas van haciendo manos,
las
más frescas van a contracorriente.
Y
ya en el Alhama la noche vaga
su
tímido día va perdiendo esplendor,
y
entre brisa lánguida se apaga
el
último gorgoritear del ruiseñor,
sin
una voz amable que me haga
oír
que estoy solo en el valle de mi amor;
volveré
al valle con las bellas flores
para
volver a escuchar los ruiseñores.
Logroño,
31 de mayo de 2017
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