FELICITACIÓN
A NUESTRA
MADRE
DEL PRADO
Aunque
al alba con amores
y
al sol con miles de enojos,
te
sientan con mil primores
la
viveza de tus ojos,
y
a tu alrededor…, las flores.
Muestra
tantas maravillas
el
esplendor de tu cuello,
cual
rosas son tus mejillas,
y
con fiel adorno brillas
desde
los pies al cabello.
Y
aunque veo muy brillante
de
tu guapura el decoro,
es
que en tu triste semblante
se
oculta en cada instante...,
galana
Madre..., un tesoro.
Ocultando
tu sonrisa,
no
escondes tus ojos bellos,
por
que te digo sin prisa
que
ya observé en dulce risa,
los
pensamientos aquellos.
Embelesada
y errante
vagas
con gracia segura,
como
escuchando al andante
y
al céfiro susurrante
que
entre tu manto murmura.
Ya
se que el cielo abandonan
los
ángeles más hermosos,
con
resplandor te coronan,
y
bellos cantos entonan,
de
tu belleza envidiosos.
Se
que tus ojos encantan,
y
en círculo se revuelven;
cánticos
de amor levantan;
los
llaman hermosos; cantan,
besan
tu faz, y se vuelven.
Y
en ese instante de gloria,
con recuerdos seductores,
ya sé que por tu memoria
pasa la amorosa historia
de tus pasados amores.
con recuerdos seductores,
ya sé que por tu memoria
pasa la amorosa historia
de tus pasados amores.
Cuenta
si tal vez, hermosa,
en
esa visión tranquila
gustando
estás la olorosa
y
dulce miel que destila
el
suave
nombre de esposa.
Recuerdas
cuando
en la misa
mil
auroras te
cantaron
y
en
tus calles se apagaron;
¡se
apagaron bien de prisa,
siendo
tan dulces…, pasaron!
Ya
no se escuchan como antes,
en
esas noches serenas,
las
hermosas cantinelas
sobre
los aires flotantes
de
los dóciles amantes.
¿Os
place ver derramados
cantos
de amor por los cielos,
porque
llevan acoplados
con
otras guapuras celos
y
otros galanes amados?
¿Oís
los versos de amores,
en
vuestra cama dormida,
como
los leves rumores
al
bambolear de las flores
en
vuestra reja prendida?
Mas
¡hay!, ¡que ya se acabaron
aquellos
cantos y risa
que
en tu alabanza cantaron!
pues
callaron muy de prisa,
siendo
tan dulces pasaron.
Flores
cargadas de emoción
cosechadas
de mañana,
son
como la última canción
que
se recitó en el balcón
a
la Madre más galana.
Y
si con serenas glosas
tu
pecho nunca se embriaga,
aún
hay canciones hermosas,
que
a las más dulces esposas
la
brisa nocturna halaga.
Unos
sones muy callados
sentí
correr por los cielos,
no
estaban muy acordados,
ni
causaban grandes celos,
tampoco
amantes cuidados.
Y
en cada instante, hermosa,
con
gran ilusión tranquila,
podrás
comprobar airosa
la
dulce miel que destila
esta
tierra silenciosa...
Querida
madre del Prado:
Son
días muy alborozados,
y
yo te traigo un recado
de
nuestros antepasados
que
están en el otro lado.
Que
no olvides su pasado,
pues…,
te siguen recordando
con
tu fuente y con tu prado,
que
seas su rumbo amado,
como
en vida fuiste faro.
¡Te
pedimos que así sea
por
siempre!
¡Feliz
día Madre del Prado!
En
la ermita de la Virgen del Prado,
Inestrillas,
3 de junio de 2017
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