PASADO
Y PRESENTE DE INESTRILLAS
Prodigio
de la antigüedad;
milagro
de lo atrasado;
páginas
de un legado
de
la vieja humanidad.
Callada
pared de piedra
que
erguida aún te sostienes,
¿qué
nos ocultas? ¿Qué tienes
contra
el pueblo que no medra?
Cada
piedra o monolito,
ingenio
es, noble trabajo,
¿quién
la talló? ¿Quién la trajo
sin
que nada la derriba?
Lo
sabe el sol allí arriba;
la
soledad aquí abajo.
Cada
piedra que hay de pie
me
dice con arrogancia:
A
qui estoy con mi sapiencia,
yo...,
de mi talento copié,
y
aunque no te lo imagines
con
sufrimiento y trajines.
¡Qué
sacrificios, qué ejemplo!
¡descubre
lo que contemplo!
Grabado
están en el templo
por
esos grandes titanes.
En
este sitio escribieron
grandes
ritos, grandes leyes,
por
sacerdotes y reyes
que
aquí hicieron oración.
Valiente
esa tradición
cuya
permanencia arredra;
ruinas
vestidas de yedra
y
adornadas por la encina:
¡la
epopeya sarracina
cantar
escrito en la piedra!
Inestrillas
su grandeza,
templo
de riqueza extraña;
luz
en la áspera montaña
convertida
en fortaleza;
todo
respira tristeza,
olvido,
duelo, orfandad;
del
resplandor la claridad
se
vuelve opaca y miedosa
en
la puerta misteriosa
de
la triste eternidad!
Rota
por el viento airado
vuela
loca la hoja seca,
entre
la gente reseca
de
este pueblo ya acabado.
En
ribazo derribado
la
ortiga cubre y se escuda;
penetra
con mano ruda
en
la perdida muralla...
Viajero:
medita y calla...
¡Inestrillas
te saluda!
Hombre
audaz, no buques nada,
que
no sabrás más que yo;
aquí
una especie existió
heroica
y civilizada;
difunta
o malograda,
sin
reputación ni poder,
de
su enigmático ser
aquí
su grandeza esconde
y
solo el pueblo responde
a
Dios, si hay que responder.
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