REFLEXIONES
DE HACE UN RATO
El que sabe que debe ir con Dios, logra el Nirvana:
un Paraíso en que toda tiniebla se ilumina;
fulminante aumento de la justicia humana,
que es sólo proyección de la Percepción Divina
en el Tiempo...
El milagro, lo de fuera, vano fruto del sueño,
se apaga: ya no hay diversidad,
y el yo, queda sumergido por fin en lo absoluto,
y tiene como riqueza ¡la santidad!
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