LA
FATIGA
No
baste mi daño si he de fatigarme,
sin
que él igualmente me de algún tormento.
Yo
estaba conmigo mismo en un buen asiento,
para
cuando el escozor quisiera llegarme.
No
podía estar esperando para ayudarme,
y,
la mala costumbre de mi pensamiento
llevó
todas mis penas al contentamiento,
o
a cosa que bastara para contentarme.
Dificulta
en mi el amor de tan bajo estado,
dándome
el placer de alguna que otra visita
por
la cual se mezclara todo mi cuidado
y
todo el mal en el que estaba concentrado
con
el devenir del tiempo se me ausenta,
y
todo mi reino vuelve a ser levantado.
Logroño,
21 de septiembre de 2019
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