ADORACIÓN
Viento
que en mitad de la fronda canta
agradables
susurros al follaje,
es
el murmullo de su verde traje
al
levantarse en su ligera planta.
Fulgor
del destino que al caer la tarde
de
agonizante lividez se viste,
es
el retrato entrañable que existe
y
que en el vidrio de tus ojos arde.
Luna
que brillas en la mar naciente
y
naces de su seno en callado vuelo,
tú
con serena dignidad del cielo,
sois
relieve de su lúcida frente.
Sereno
canto, que esconder no sabe
la
oropéndola en su ignorada pena,
y
en el reposo de las frondas suena,
esa
melodía de su canto grave.
Miles
de nubes el cielo nos envía
luz
y fuego son de su sol fecundo,
cielo
sin nubes de un azul profundo,
es
todo dulzura de la amada mía.
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