A
MARÍA LUISA
Se
aproximan, querida, los momentos
que
darán a tu vida otro amor bueno,
sometiendo
a mi apacible destino
las
muy sufridas horas de tormentos.
No
oprimas mis quejosos sentimientos
de
modo que mi amor luego sin tino
para
regresar no encuentre camino.
Ni
para componerlo tenga alientos.
Qué
dulce es el amor cuando comienza,
y
qué amargo, incómodo y despiadado,
traidor,
caprichoso, injusto y osado
cuando
complacidas sus ansias piensa,
sin
consideración la recompensa
de
todos los favores que ha logrado,
oculta
con olvido abandonado
si
no puede hacerlo con la ofensa.
Cuando
con fingimiento y con engaños
de
mérito amatorio me desnudas,
entonces
con mayor poder me ayudas
a
entregarme con mis sueños a mis años.
Y
cuando arrastro pesares y daños,
y
como con las lanzas más agudas
el
amor que te tengo tú lo dudas,
lo
saben María Luisa, los extraños.
Si me
obliga la vida el bien que adoro
es
un motivo cruel del mal que muero,
en
las contrarias ansias que atesoro
me
irrita la razón lo que más quiero.
En
lugar de calma encuentro fatiga
y en la serenidad hallo un abismo
y en la serenidad hallo un abismo
victoria
de su loco caciquismo,
pues todo lo que hago me atosiga.
pues todo lo que hago me atosiga.
Soporto
mi corazón tan lanceado
que las palizas ni los golpes siente,
pues tu enfermo rigor injustamente
en dura roca lo ha transformado.
que las palizas ni los golpes siente,
pues tu enfermo rigor injustamente
en dura roca lo ha transformado.
Lo
que hay que aguantar he soportado
con tu insidia y canallada, cruelmente
has dejado mi vida solamente
para llenar tu vacío desesperado.
con tu insidia y canallada, cruelmente
has dejado mi vida solamente
para llenar tu vacío desesperado.
Tan
firme, María Luisa, es el amor mío,
que
lo verás primero sin orden, luego
verás
arder la nieve, helar el fuego
e
invertir hacia atrás su curso el río.
Antes
de acostumbrarte a mi desvarío
surgirá
en la noche el sol triste y ciego,
y
antes que me transforme sin sosiego
se
transformará un peñasco en hielo frío.
Cuando
bullicioso se levanta el día
se
arrecia con las horas mi tormento
y
aumenta paulatino el sentimiento
cuando
cae la sombra oscura y fría.
Vuelve
de nuevo el día congojoso
despertando
sin alivio mi consuelo,
removiendo
la causa desde el cielo
repones
y procuras mi reposo.
Aunque
yo, María Luisa, considero
que en tu infiel corazón me das partido,
con más nobleza lo he recibido
devolviéndote el mío por entero.
que en tu infiel corazón me das partido,
con más nobleza lo he recibido
devolviéndote el mío por entero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario