VALLE
DEL ALHAMA...
¡Antes
de descubrirte ya te amaba
la
luz, la montaña y tu valle llano;
más
me dijiste, lo que ves acaba,
que
todo fenece, que todo es vano!
Llevado
de mi flojedad y antojos
besé
la boca que al beso invita,
el
negro pelo, los enormes ojos,
¡y
medité que también se marchita!
Afirman
severos doctores graves…,
que
hay expertos que también derivan,
que
el hombre pasa y va como las naves
como
las nubes, como las olas van.
Huyendo
voy de toda trampa o lazo,
no
hay ternura que mi mente alegra,
camino
con un libro bajo el brazo
recorriendo
la noche parda o negra…
Veo
el sol apagando su luz pura
en
el ocaso del mar ambarino.
Así
apagó su brillo mi ventura
para
no volver a caer en el camino.
Veo
la luna desgarrando su velo,
entre
las sombras a lucir comienza.
Así
se rebeló sobre mi cielo
la
estrella funeral de la tristeza.
Soy
el faro guía en la roca carcomida
por
las olas con espuma alfombrada.
Así
luce la esperanza en mi vida
solitaria,
pura, fiel y enamorada.
Eludí
del mundo mi duelo extraño,
llevaba
mi interior roto y enfermo,
busqué
como lo hace un ermitaño,
en
la serena soledad del yermo.
Allí
moré, allí canté, como artista,
de
allí salí como si fuera
un muerto,
y
pudiera decir como el Bautista:
¡Soy
la voz del que clama en el desierto!
Inestrillas,
18 de octubre de 2017
día
oscuro, triste y lluvioso.
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