YO
AMABA … (elegía)
Yo
amaba sus prados con ardimiento:
sus
montañas y valles tan sutiles,
su
río en el que se mira el firmamento,
y
el entorno sin fin, cuyo lamento,
tarareó
mis años juveniles.
Cantaba
en mi vagar; cuando despliega
cada
estrella su luz y pone su broche
en
el orbe y el quietismo navega
y
la luna llena florece y riega
los
tupidos velos que da la noche.
Cantaba,
cuando la aurora descorría
en
el naciente sus dorados velos,
y
si la tormenta al campo descendía
y
el sol su calor al labrantío le abría,
regaba
con su luz todos los cielos…,
a
gusto de la sombra más galana,
la
más dulce gloria en horas tranquilas
y
reservadas, la novia soberana,
la
ostentación espléndida lozana,
corría
el sereno tul en sus pupilas...
Evitando
que la aurora a sus ojos
su
flechazo fulgente los moleste...,
mis
entrañas sin pena y sin enojos
ven
ante el umbrío color de tus hijos
brillantes
niñas en la noche agreste.
Siempre
he de observar en tu mirada
fija
en mi cara, la dichosa y tierna
despedida,
¡adiós, querida alborada!
virginal
de la capa sonrojada:
¡que
reine en mi la oscuridad eterna!
Querida
noche: Ven llena de encanto;
tu
que con vuelo enigmático avanzas,
siempre
para mi tu serás mi canto,
y
en los negros fruncidos de tu manto
sus
pliegues abrirán mis esperanzas.
Logroño,
24 de octubre de 2017
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