TRANQUILIDAD
(elegía)
Cuando
deseo la calma y el reposo
y
al destino concurro silencioso
sin
que el mundanal bullicio me estorbe,
el
balsámico recuerdo me absorbe.
En
esta muda soledad me pierdo
rodeado
del consuelo de Ricardo,
mis
creencias, mis dudas y mis amores
y
las siempre recordadas..., mis flores,
que
fui dejando, lánguidas y mustias;
el
inmenso caudal de mis angustias
las
tumultuosas veracidades mías;
los
recuerdos de mis locas alegrías.
Algo
que permanece en mi memoria,
que
puebla y vive en la vieja historia
y
sueño a veces, si en congoja vivo,
de
forma y suerte en un suave reactivo,
Adiós
ribera apacible y amena
en
cuya calma tranquila y serena
respiro
de otro entorno la frescura
de
mi primera vida alegre y pura.
Adiós
remanso de paz que en ti guardas
tu
fronda espesa y montañas gallardas,
adonde
en sus colinas fugitivas
vuelvo
a hallar mis anchas perspectivas.
La
vejez llega: la historia es corta,
si
a mi destino llego y se comporta
demandare
calma, espera y olvido
a
la soberbia firme del vencido.
Mas
si caigo en batalla, del estruendo
rodaré
y terminaré bendiciendo
la
razón en que uní mi vida entera;
tapado
en un trozo de mi bandera.
Logroño,
otoño de 2017
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