RÍO
CHICO DEL ALHAMA (elegía)
¡Río
chico del Alhama !… Hijo del gran Ibero,
deja
que mi alma se pierda entre tus temporales
y
sumergirme entre tus néctares torrenciales
con
el valor y el brío de este viejo celtíbero.
Sumérgete
en mi boca y deja que te embeba,
para
sentirte conmigo por unos momentos,
para
esconderte del mundo lleno de lamentos
y
ofrecerte mi veneración en esta prueba.
Descabalga
un instante del lomo de la tierra,
y
busca en mi codicia mi más digno secreto;
confúndeme
en mi vuelo con vientos de la sierra
y
déjame entre flores a modo de soneto.
¡Río
chico del Alhama!…Manantial de nuestra alma,
desde
que te alzaste como pétalo materno…,
fuiste
tú el alimento más fiel dulce y eterno
que
llenaron surcos de semilla nuestra calma,
con
ella llegó la adolescencia, sorprendiendo
a
mi vida prendida en tu eterno y largo viajar;
y
fui tuyo mil veces, y en un bello cortejar
despertaste
mi alma que yo fui correspondiendo.
¿Adónde
llevaste las aguas que me bañaron?
¿Donde
están las espigas de oro que se regaron
con
tu dulce néctar y al sol del estío secaron?
En
lo más remoto del orbe, allí las dejaron.
¡Quien
sabe en que lugar lejano de la tierra
me
estaré vertiendo para sembrar nuevos surcos!
¡A
lo mejor vago por lugares ibéricos
o
a lo mejor, harto de vagar lloví en la sierra!
¡Río
chico del Alhama!...Garzo, Gris, Rojo, Negro…
Espejo
azulado caído del grisáceo cielo;
desnudo
y líquido néctar, jugo de anhelo…,
bruto
torrente de barro que vomita el cerro.
¡Río
chico, río grande! Llanto grande Alhameño.
Tú
eres el más excelso, con todos nuestros llantos
habidos
por absorber tus dulces pechos castos.
El
más sensacional maná del río mas pequeño.
¡
RÍO ALHAMA!
Yo
te contemplé desde que naciste Alhama,
y
te llevé y llevaré siempre dentro de mi alma
pues
supiste regar y saciar con mucha calma
el
terrón que el pueblo riega contigo ¡Alhama!
¡Río
Alhama!… Alárgate por siempre en mi vida.
¡Río
Alhama!… Alárgate siempre en mi corazón,
quiero
que descubras por ti mismo la razón
por
la que mis ojos te dieron la bienvenida.
El
recuenco agreste que acaricias es un lazo,
y
en tus rumorosas palabras que corren con brío
e
ímpetu en la corriente, llevas amor de tu río
y
el beso desbocado del viento en un abrazo.
Un
día tú me besaste despertando mi calma;
y
también me besaste con un beso impoluto,
besos
llenos de amor a mi espíritu enjuto.
El
beso del río, la caricia al hombre por su alma.
¡Río
Alhama!… Yo fui contemplándote en tu ánimo
desde
las alturas más excelsas de este valle,
donde
resurgiste a mi presencia con detalle
y
al sentirme enroscado a ti me entregué con mimo.
¡Quien
sabe si al bajar de la grupa de la tierra
para
arrebujarte en mis pies con loco delirio,
te
humanizaste y brotaste en corriente de río
al
que poco a poco bajaste desde la sierra…
Una
vez me sorprendiste con un aguacero
violando
resplandores y callando susurros,
mientras,
yo me entregaba a tus grandes suspiros
que
subieron por mis venas con un beso fiero.
¡Río
Alhama! Río mio. ¡Valle del Alhama! Valle mio.
¡Qué
hermoso se te ve tan verde y en calma!
Inestrillas,
otoño de 2017
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