EL CANTO DE MARTÍN FIERRO
pongo
carne de gallina,
y
no encuentro medicina
que
me arregle este cotarro
aunque
tome una aspirina.
Y
aunque nací en el Alhama
y
mi pueblo es Inestrillas,
soy
cuna de mil letrillas
como
Casona en la “Dama”
o
Bretón en Tonadillas.
Atiendan
pues los lectores
y
miren bien los fisgones,
a
todos pido perdones;
pues
si son observadores
quitemos
las tentaciones.
Al
cantor le llaman bueno
si
es uno de los mejores,
pues
si es uno de los piores
porque
cantando es un trueno
lo
corren a gorretones.
Por
eso cuando yo canto
canto
a chorro como un gaucho,
y
no ladro como un chucho
de
esos que escuchan el llanto
de
vihuela o sacabucho.
Me
fui del poblacho a medrar
-que
es una cosa muy dicha-
más
el riesgo se encapricha
y
me persigue el azar
ante
toda mi desdicha.
Pasé
los días odiosos
intentando
recuperar
y
ver si me puedo olvidar
de
desgraciados acosos
templando
de nuevo al cantar.
Y
si vos no tenéis cuajo
pa
seguir juerga y jarana
o
si al entonar no mana
un
buen chorro en tiempo bajo
que
se temple de mañana
o
que se vaya al carajo.
Logroño,
enero de 2016
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