miércoles, 25 de julio de 2018

CANTARES

Sembré un jardín con olvidos
y retoñaron recuerdos.
Caminé por las cañadas
y sólo encontré silencios.
Me fui cantando mis penas
por tierras de “Aguas Salobres”
camino de las “Solanas”
transitaba por “Calores”.
En la entraña de estos campos
me crié como pinsapos,
alto fuerte y bien erguido
lugares que nunca olvido.

Soy hombre de tierra madre
y de misterios me empacho:
nunca conocí comadre
pero crecí con provecho.
Redero del río Alhama,
potro bravo de este valle,
escalador de Alcarama
y danzador de este baile.
Al tiempo que digo adiós
no es pretexto de deslinde
no quiero introducir más líos
pues soy Ricardo Lalinde.


Inestrillas, 16 de junio de 2018




CANTARES II

A la sombra del Alhama
me olvidé de irte olvidando,
¿Te acuerdas que en la ventana
pasabas el día cantando?
La oscura y profunda noche
a mis pensamientos nubla,
quiero ser para ti el broche
que tu bello cuerpo ensambla.
La copla del casi casi
es tan graciosa como tú,
el lucero casi casi
luce tanto como tú.

Con el amor que acumulas
llenas a mi pensamiento,
de esa luz de las estrellas
y brumas del firmamento.
Brillos del alto lucero
son brisas en multicolor,
qué sombra tendrá ese cedro
tan marchito y lleno de flor.
Yo y el horizonte vamos
con nuestra sombra en la tierra,
rumbos ensalzados damos
con valor y mucha guerra.

La sombra va de mi mano
temblando al topar con ella,
yo silencioso y ufano,
tú siempre dejando huella.

Inestrillas, 18 de junio de 2018

CANTARES III

Mis manos hacia ti se abren
para acariciar con locas
ansias de amor, que alejaren
las lenguas de ciertas bocas;
Y… me arrebujé en tu pecho
pensando que aún me querías,
igual que en el triste lecho
que con migo compartías.
Luego regresé a tu casa
cruzando por el “sentimiento”,
lloviendo estaba ¡Qué guasa!
y yo esperando el momento.

Los arreboles temblaban
al despedirse la tarde,
maquillaban y adornaban
la pradera blanca y verde.
Y nos cogió aquella noche
negra como el azabache
y marché con un reproche
por no ser un cambalache.
Y me fui para la finca
con rastrillo, pico y pala,
para enterrar la potranca
y el alma de la zagala.

Tal vez mañana yo vuelva
con una brisa coplera,
senda de la tarde malva,
camino de la barquera.

Logroño 26 de junio de 2018

CANTARES IV

Cargados los burros de mies
llevan a cuestas sus hatos,
trochas y sendas a ratos
y harto cansados los pies.
Con el dejo de este canto
me acordé cuando cansado
iba en mi burro montado
cantando mi desencanto,
viendo venir carreteros
del barranco de la Nava,
cantando por los oteros
una jota alegre y brava.

Yo miro al sentimiento tal
como a hombre no al hermano,
dar de comer con una mano
y con la otra hacer el mal.
Este proceder frecuente
practicado entre la gente
se precia de ecuanimidad,
pero es en su efectividad
miserable e imprudente.

Lo que llevo citado aquí,
parece que es demasiado,
mas sabed…, todo ha pasado
más de cien veces por mí.

Inestrillas, 2 de julio de 2018
LAS ESPERANZAS PERDIDAS

Por Ricardo Lalinde López

Considerábamos no hace mucho que huyendo de las grandes ciudades, lograríamos apartar de nuestros ojos el espectáculo de episodios lastimosos. Tal vez habíamos creído y esperado con nuestros amables amigos que con trasladarnos a pequeñas provincias, campiñas amenas, pequeños pueblos, abadías religiosas o devotos templos, traeríamos sobre nosotros y sobre nuestros amigos aquella paz del espíritu y aquella apacible serenidad del ánimo en el que uno se adormece con la lectura de los antiguos idilios o la meditación espiritualmente sublime de la leyenda de los santos, cuando la vista está ya caída y el ánimo acongojado.

Esperábamos que nuestras esperanzas no se verían defraudadas y que nuestras buenas intenciones no se estrellarían fatalmente con el carácter de la vida y de la época que nos ha tocado vivir.

¿De qué nos vale haber dejado las ciudades tumultuosas y las cortes corrompidas?… ¿De que sirve que el destino nos haya llevado al más apartado rincón entre los retiros más dudosos, al extremo más largo del centro del mundo?… ¿Qué importa que, huyendo de esa sociedad, movida, como las antiguas aglomeraciones de los circos romanos, con el ansia del espectáculo sangriento, nos ocultemos en la hondura sombría del valle más escondido entre quebradas montañas?…

No a otro lugar, sino a otro siglo debiéramos ser llevados. No era suficiente refugiarnos entre la espesura de los rústicos vergeles del Alhama, o buscar la venerable sombra de nuestros santuarios religiosos; hubiera sido menester volver a los días tranquilos y apacibles de uno de esos siglos privilegiados de creencias y disciplina, en que los hombres no conocieron otros infortunios que las plagas del cielo o la acción de los elementos; los dolores del mal físico y las desgracias de la muerte, que Dios envía y que Dios consuela…

En aquellos tiempos, donde quiera que hubiéramos buscado y descrito padecimientos y desdichas, hubiéramos encontrado casos de adversidades, pero no almas en desesperación; hubiéramos visto perversos o pecadores, soberbios o malvados, creando el mal en rebelión contra Dios y el crimen en su guerra contra los hombres; pero no hubiéramos podido ni figurarnos siquiera esos sacrílegos suicidas de su propio bien y de su natural virtud, luchando con el infortunio de su misma fantasía, peleando a brazo partido con la bondad de su corazón, haciendo sombras con sus propias manos a la luz derramada sobre su espíritu, entregados al verdugo de su propia conciencia, víctimas o mártires de sus propias dudas y de sus propias flaquezas.

Por el contrario, creíamos que el Alhama era un río fresco y de perfumadas brisas a cuyas orillas nos desplazábamos, o aquel monasterio de Nuestra Señora del Prado en cuyos umbrales nos retirábamos, bien en oración o recogimiento.

Ya lo veis: la pasión, el deseo, la presunción, la impiedad, el egoísmo y la desesperación descreída ha venido con nosotros, como una universal epidemia que con nuestro aliento y nuestras ropas traemos y no hay quien la pueda lavar; por eso diremos como dijo Leteo, todo allí es bello, menos el espíritu del hombre.

O como decía Montesquieu: Queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque siempre les imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad.



Inestrillas, 19 de julio de 2019

DE PROMESAS Y MENTIRAS

Siempre hemos dicho que la mentira tiene las patas cortas, que ciertas aseveraciones y promesas tienen los pies de barro. Esto es lo que les pasa a muchos o a casi todos los partidos políticos, prometen…, aseguran…, se les llena la boca de tanto como van a hacer si se les vota; la verdad es que en cuanto entran en la rueda del poder, solo quieren poder y más poder. Luego llegan los nuevos partidos hoy llamados “populistas” que en menos que canta un gallo arreglan la nación.

Si hacemos un repaso de todos los partidos que han gobernado o dirigido España desde que nació la democracia, si hacemos un estudio claro y sin ambigüedades, veremos que no ha habido ningún partido que sea digno de crédito, alguno sobre 10 puntos podría alcanzar 5, pero lo cierto es que ninguno se merece volver a gobernar España; así que todos estos partidos y partidillos populistas o como se les quiera llamar y que son la salvación de nuestra querida España, no merecen ninguna atención a su osadía, solo piensan en eso, en mandar y en hundir al que gobierna o al que no piensa como ellos.

Por otra parte y dado lo difícil que es gobernar al pueblo español, y dado lo difícil que es el español para ser gobernado, no me explico el interés de algunos para querer gobernar a toda costa sin tener en cuenta como es nuestro pueblo.

Sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, -dice un refrán muy español- y es verdad, hasta que no llega otro peor no nos damos cuenta de lo bueno que hemos tenido, y si ha habido algo bueno pronto lo olvidamos, y…, también ha habido cosas buenas que no debiéramos olvidar.


Logroño, 25 de enero de 2018
















CARIÑO...
Pon tu cuerpo junto al mío
y ven, niña, por mi lugar,
que hoy vamos a madrugar
para pasear cerca del río.

Quitaré de allí murallas,
pondré en los campos alfombras
y gozarás de las sombras
que hay cerca de esas orillas.

Ya verás qué placentero
es un paseo en mi yegua,
sentirás cantar el agua
desde aquel apuesto cerro.

Quisiera escuchar atento
a tu esbeltez seductora
más que la espiga en la aurora
cimbreada por el viento.

Mas pronto estarás, querida,
dentro de mi alma abatida,
si no quieres que mi vida
sea triste, mustia y dolorida.

Tus labios son más rosados
que las frutas del Alhama;
son amorosos, mi dama,
frescos, alegres y osados.

Tu cariño es mi comienzo,
tu soberbia es mi verdugo,
más venenosa que el musgo,
aunque yo no me avergüenzo.

Qué diferencia hay, bien mío,
al viajar nuestra existencia,
tú en tranquila complacencia,
yo en bullicioso desvarío.

Tú res la flor más galana
que de colores se viste,
yo soy la cosa más triste
que se agita en la mañana.

Tú eres la feliz calandria
que canta alegre y dichosa,
yo soy ave misteriosa
que llegó de Alejandría.

Hoy mi vida tiene dudas
que ocultan mis pretensiones,
muchas nieblas y visiones
en las montañas desnudas.

Llanto lleva mi tristeza,
que vuela cansadamente,
como salen lentamente
las flores de la corteza.

Sin embargo, en mi alborozo
en mi angustia y mi agonía
conservo un santo, amada mía,
que es mi paraíso y mi gozo.

Y te suplico, por piedad,
que escuches lo que te digo
y vente a vivir conmigo
a Inestrillas en soledad.

Que paséis buen verano amigos.
Inestrillas, verano de 2018