domingo, 20 de diciembre de 2015



PASADO Y PRESENTE DE INESTRILLAS
 
Prodigio de la antigüedad;
milagro de lo atrasado;
páginas de un legado
de la vieja humanidad.
Callada pared de piedra 
que erguida aún te sostienes,
¿qué nos ocultas? ¿Qué tienes
contra el pueblo que no medra?
Cada piedra o monolito,
ingenio es, noble trabajo,
¿quién la talló? ¿Quién la trajo
sin que nada la derriba? 
Lo sabe el sol allí arriba;
la soledad aquí abajo.
Cada piedra que hay de pie
me dice con arrogancia:
A qui estoy con mi sapiencia,
yo..., de mi talento copié, 
y aunque no te lo imagines
con sufrimiento y trajines. 
¡Qué sacrificios, qué ejemplo! 
¡descubre lo que contemplo! 
Grabado están en el templo 
por esos grandes titanes.
En este sitio escribieron 
grandes ritos, grandes leyes, 
por sacerdotes y reyes
que aquí hicieron oración.
Valiente esa tradición
cuya permanencia arredra; 
ruinas vestidas de yedra 
y adornadas por la encina: 
¡la epopeya sarracina 
cantar escrito en la piedra!
Inestrillas su grandeza,
templo de riqueza extraña;
luz en la áspera montaña
convertida en fortaleza;
todo respira tristeza,
olvido, duelo, orfandad;
del resplandor la claridad 
se vuelve opaca y miedosa
en la puerta misteriosa
de la triste eternidad!
Rota por el viento airado
vuela loca la hoja seca,
entre la gente reseca
de este pueblo ya acabado. 
En ribazo derribado
la ortiga cubre y se escuda;
penetra con mano ruda
en la perdida muralla...
Viajero: medita y calla...
¡Inestrillas te saluda!
Hombre audaz, no buques nada,
que no sabrás más que yo;
aquí una especie existió 
heroica y civilizada;
difunta o malograda,
sin reputación ni poder,
de su enigmático ser
aquí su grandeza esconde 
y solo el pueblo responde 
a Dios, si hay que responder.
 
Inestrillas, 18 de diciembre de 2015


 

viernes, 4 de diciembre de 2015


A EPONA (diosa celta)

Déjame llegar hasta lo más hondo,

como el minero busca su tesoro,

como en mi interior la verdad escondo,

como en el fondo de la tierra el oro.


¡Alma sombría, ayer inexplorada!

Tu ocaso me extraña y me entristece.

¿Qué culpa ha de tener la alborada

si al transcurrir el día la ennegrece?


No mereciste la condena anoche;

ante la lujuria el pudor destella

y en el paso más bruno de la noche

ilumina más la distante estrella.


La mano dulce que la flor arranca,

después la secciona, y la deshoja;

la que ensució tu vestimenta blanca,

la que en el juego del placer te arroja;


la que apagó en tu cara de azucena

el fuego del decoro y la alegría,

y atavió tu sien, mustia por la pena,

con las deshojadas flores de la orgía,


es la que al verte engullida por la ola,

te hundió en el fondo, sin aliento;

la que tu estima y tu pudor inmola

por el duro sustento del tormento.


Admiro tus enormes sacrificios;

admiro que no sospeches ni dudes,

y que en el estéril campo de los vicios

cuelguen en sus moradas las bondades.


Arribaré como las golondrinas

al calor de tus gratas ilusiones,

entre sombras luz, flores entre ruinas

y devoción en nuestros corazones.


Y te cubriré de elegantes galas,

seré tu protector y tu consuelo,

destaparé tus primorosas alas

para que puedas elevarte al cielo.



Logroño,30 de octubre de 2015