miércoles, 7 de agosto de 2019

LA GRAN FIESTA

(I)

Es la fiesta saturnal de este foro
desierto y mudo pueblo sin decoro ;
con explosión y alboroto sonoro
llega el escándalo con risa y lloro.

No importa que habite la carcoma
en la raíz de sus fundamentos de oro,
ni que crezca el río en impetuoso lloro
o muera como la impúdica Sodoma.

La fiesta llena de esplendor se baña
en sus noches con magníficas orgías,
Dioro-Baco en alborotos y alegrías
con sus cantos líricos acompaña.

Abren la fiesta cohetes numerosos
por colores y ruidos perseguidos,
que anticipan la fiesta confundidos
de grupos de jóvenes bulliciosos.

Vistiendo con sus trajes primorosos
y cien lazos fastuosos y ceñidos,
exaltan y apasionan los sentidos
bailes rítmicos y cadenciosos.

Por la noche rompiendo la tristeza,
con hachones de luz inteligente,
hojas de hiedra coronarán la frente
del joven que destaque en su belleza.

II

Señoras con imagen de victoria
vestidas van con sus pomposas galas,
tienden en sus omóplatos las alas,
símbolo de su éxito y su victoria.

La inteligencia brilla en la memoria
del gran Diosos que luce cual bengalas,
y de sus juegos llegan las escalas
y festines de la romana escoria.

Uno que la felicidad retrata
va dando saltos de placeres lleno,
otro grita con tembloroso trueno
de una corneta de maciza plata.

Dispersando los productivos dones
con que la mamá tierra les dotara,
entre fiestas que el pueblo ambicionara
caminan las diversas tentaciones.

Retumban ensalzadoras canciones
que llevan a la ocurrencia más rara,
y entre las copas de beber no para
mil sátiras y sus degustaciónes.

Y embellecerán su lira los poetas,
con alabanzas nobles y brillantes,
el honor destinado a los atletas,
son servidos en copas refulgentes.

III

Baco, viaja en carruaje deslumbrante,
va por blancos corceles deslizado,
y en un cuenco de plata repujado
sorbe la espuma de un jugo excitante.

Ostentan pelambreras destrenzadas
en carruaje ilustre bellas matronas,
van al hereje culto encadenadas
cubiertas de laureles y coronas.

Al ritmo tosco con que van danzando,
va vertiendo la uva su rico seno,
fingiendo el sordo retumbar del trueno
los desnudos pies el suelo golpeando.

Por la confusa bacanal liviana
transita otro carromato asombroso,
lleva un odre gigante y portentoso
que de leonadas pieles se engalana.

Sobre su alta colina soberana,
como si fueran a hombros de un coloso,
un grupo amontonado prodigioso
une su gracia en la ciudad hermana.

Toda clase de vasijas a porfía,
bajo relieves de escoplos divinos,
van vertiendo los cántaros de vinos
que embelesan la ardiente fantasía.

Siguen grupos de gracia y de belleza:
jóvenes vestidos con ideal albura
dan a conocer en su frente pura
las coronas que ciñó la gran Natura.


El delirio viviente e iracundo
es río que corre al tenebroso Océano,
dando giro en estrepitoso vano
va a morir la soberbia de este mundo.


Inestrillas, agosto de 2019