lunes, 8 de octubre de 2018

A LA VIRGEN DEL PRADO

Esta ermita majestuosa
centro de nuestra oración,
rezo de la Virgen del Prado
reina del pueblo y región;
juntándonos impacientes
transformándonos en río,
nuestros abrazos gigantes,
llevan júbilo y poderío.

Contentos de haber llegado
a este pueblo agradecido,
felices por ver bañados
de sudor sus campesinos.

Tus ojos y el cielo claro
brillan al agua mil veces.
Lucen entre nácar de peces
en esta casa de amparo.
Ambos son de satisfacción
y de mirada apacible,
ojos de gran abnegación
y de amor indestructible.

Tras los secados rastrojos
por caminos murmurando,
caminan tristes mis viejos
sin fuerzas, y van andando.

Campos de emoción serena:
si en tu inquietud todo es viaje
cuando se calme mi pena
¡qué luz tendrá este paisaje!

Crucé la ermita serena,
choqué sobre tus retiros,
dejé allí toda mi pena
y alas fueron mis suspiros.

Un largo recuerdo dejo
sobre el salobre letargo,
mi trabajo, tu consejo,
y aquel recuerdo tan largo.


Matas de copas añejas
donde el sol se desmenuza…,
dolores, penas y quejas
por entre tus campos cruza.

Me abrigas en dulce amparo,
y bajo tu paz me aquerencio,
el dolor cuesta muy caro
yo estoy llorando en silencio.

Muchas veces te he mentado
y nunca me has respondido.
¡Quien me conducirá al Prado,
si ya me encuentro perdido!

Pena tengo al escribirte
con todo lo que voy viendo,
la multitud va diciendo
que no quieren recibirte;
el pueblo se esta muriendo
y no quieres evitarlo,
hoy te quedaste pensando
al pueblo como ayudarlo…

Pues como en los días adversos
fui como ciprés de otoño,
me van saliendo los versos
siendo un pésimo retoño.

Versos de sueño lozano
en atardecer lebruno,
honda voz de cómo es uno,
aprendiz de un hombre llano.

Tú, la del barrio señero
que miras cuando yo salgo,
como si sirviera de algo
triunfar como buen coplero.

Deja que el sol mañanero
sobre tu tejado luzca,
deja que a este romero
que en tus entrañas rebusca
con honda fe del andante
encuentre en la arena errante
aquello que siempre busca
pero no lo encuentra nunca.

Y aquí dejo de escribirte
porque los ojos me sudan,
será por tanto quererte
o que los cielos se nublan.