lunes, 23 de enero de 2023

 

CANTINELA (elegía)


En calma estaba la aurora.

El pecho seco, callado.

Al obelisco devora

el lento tiempo pasado.

Las calles están desiertas,

las viviendas destrozadas,

los tejados con mil grietas,

haciendas abandonadas.


La extraña ausencia de almas,

el entorno abandonado,

la sombra yerta da alarmas

de un purgatorio embriagado.

La fuente se va secando,

la tarde se va apagando,

el frío se va acercando,

la muerte ya va llegando.


Las piernas me van crujiendo

como crujen puertas viejas,

los huesos me están doliendo

como duelen muchas quejas.

El sol deambula ausente

por la estancia de la casa,

entra y sale deslumbrante

como si fuera una farsa.


El hastío me está hartando

como me harta el frío viento,

me he parado esperando

que llegue mejor momento.


Ricardo Lalinde López


(de mi libro “MADRIGALES” editado en agosto de 2022

lunes, 16 de enero de 2023

 LOS ENGAÑABOBOS (reflexión)

Hasta hace poco los vividores, los amigos de lo ajeno, los vagos y maleantes, los de las triquiñuelas, los granujas y timadores se servían de sus artimañas y argucias para vivir sin dar golpe y se les llamaba engañabobos; hoy esta clase de gente se han superado así mismos y entran en política para hacer lo mismo…, y se les llama políticos… ¡Cosas de la vida!


LA CÁRCEL DE INESTRILLAS

Esta cárcel data del siglo XV al XVI, tenía calabozo y cuerpo de guardia, en ella se alojaron personajes distinguidos por su condición, como lo era Diego del Redal.

Diego del Redal era un antiguo miembro del linaje mudéjar, linaje de los del Redal.

En 1619 fue elegido alcalde de Inestrillas, sobrevivió a sus perseguidores, don Bernardino Velasco, Conde de Salazar y a Felipe III de Austria muertos en 1621.

Fue condenado por profesar creencias de moros en los Autos de Fe, celebrados en Logroño durante los años 1574 y 1575, su esposa, María La Recia, pese a estar acogida al perdón de 1584, también ingresó en la cárcel donde murió.

Durante estos años, 58 mujeres y hombres de Inestrillas y Aguilar, pasaron por esta cárcel, algunos en tránsito a la cárcel de los Castejones de Ágreda. Donde también estuvo Diego del Redal.

También estuvo allí el poeta don Álvaro Cubillo de Aragón, aunque este fue puesto en liberta al poco tiempo ya que no se pudo comprobar que los poemas escritos durante el periodo de la peste fueran escritos por él.

Durante la guerra civil española fueron muchos los presos que pasaron por este hotel, al final de la guerra se cerró la cárcel.

 LA AGONÍA DE UN PUEBLO (elegía)

Desde el campanario mudo de la iglesia
donde el viento es el único sonido,
suena un ¡hay! entre su longevo oído
lamento de su más humana amnesia.
¡Oh pueblo deprimido! ¡Oh quiebra atroz!
Cementerio del recuerdo y la memoria
adonde la voz se quebró en la historia,
heraldo de un tiempo que viajó veloz.
Aquí están los latidos de tus ruinas,
los dulces madrigales amorosos,
los amargos momentos clamorosos,
cosiendo tus recuerdos con espinas.
Graznan los cuervos en paredes muertas,
cantan las chicharras escandalosas,
vuelan buitres espiando sus despensas
y las bisagras chirrían en las puertas.
Mueren las horas y con ellas las piedras
sucumben entre polvo sobre polvo,
mueren tapias y paredes como evo
que poco a poco esconderán las hiedras.
Y te cubren zarzas, cardos y aulagas
que llenan tus verdes campos de espanto,
tus huertos que antes eran un encanto
están vanos, y las casas con llagas.
Te mató la ciudad, tu atroz hermana,
te ha dejado morir tu gente impía,
gente que de ti nunca fía gente arpía
que en su vida no manda la campana.
Fantasma lejano, grito en el campo
espacios ya sin forma y sin tradición:
lugares olvidados sin ilusión
no hay nadie que te de un nuevo tiempo.
Pueblo dormido en el breñal salvaje,
tus anhelos son mis ansias, pueblo mío:
si estás triste yo estoy triste como el río
y si alegre yo lo estoy como oleaje.
Cortina de montañas gigantescas
que quisieran llegar a las estrellas
abrazar una a una a todas ellas
como genial pintura de arabescas.
Pueblo escondido, seguiré tus huellas,
los tenues ritmos de tus fuentes bellas,
seguiré tus pasos hacia las estrellas
con el canto alegre desde tu Inestrillas.

 


COPLAS
Por el camino más verde
del Alhama el más sombrío.
Ejemplo de recio albedrío
es este valle aguaverde.
Alhama de verdes tallos,
yo te aprendí a querer
al lado de una mujer,
y a la grupa de mis bayos.
II
Bebí de tu labio ardiente
fiebres de ansia y de miedo,
mis versos de amor ausente
quiero versar y no puedo.
Y ahora a mi me da miedo
cuando alboroto el tañido,
porque fracasé y procedo
a ser mi dueño medido.
III
Noche negra y tenebrosa
enciende luz generosa,
que tengo hijos y esposa
y una yeguada preciosa.
Cierra tu inmunda rendija
en esa orilla arenosa,
y abre tu negra cobija
para este cielo de rosa.
IV
Noches de canto farrero
mi pecho se desabrocha,
noche de relato fiero
te subiste por la trocha.
Abre tu ventana al raso
que la soledad no de un paso,
perfuma el monte parnaso
la tierna flor del ocaso.
V
La nostalgia de tu ausencia
contra el alma me palpita,
de agua y sed es su carencia
por esta tierra marchita.
Noche que al alma le enseña
un deseo humano y macho,
a Santa Lucia le sueña
y a San Juan le reza un cacho.
VI
Arbolillo de hojas finas,
hogar de muchas congojas,
como quedaste si hojas
el sol besa tus espinas.
Arbolillo del Alhama
yo te vengo a preguntar,
viste llevarse mi alma
¿tú me puedes contestar?
VII
Inestrillero fiestero
¡cómo estarás de congojas!
Arbolillo inestrillero
¡ya no te quedan ni hojas!
Arbolillo que la viste
y la saludaste al pasar,
tú quedaste seco y triste
yo con el más duro pesar.
VIII
Bien se el ansia del amorío
cuando la noche se cierra,
pasa el dolor de la tierra
como un campesino sombrío.
La amargura se me estira
el momento en que ella se fue,
cuando el cantante suspira
y cuando el Cristo roto fue.
IX
Vente chiquilla conmigo
a un lugar que te realce,
donde el dulzor del romance
no tape fulgente abrigo.
El río corre entre hinojos
y a mi se me lleva el viento,
¿Si no me miran tus ojos
donde va mi pensamiento?
X
A coser sueños me pongo
y a pensar por un instante,
si no seré un hombre errante
entre el remanso y el fango.
Para reforzar mi aliento
el viento empujó contento
ayer remontaba lento
hoy remonto a contra viento.
XI
Jotero con jotas muerde
el silencio y el paisaje,
a la vuelta de mi viaje
el jotero se me pierde.
En mi caballo pintado
que compré por nueve reales,
recordé en los andurriales
mis cantos junto al arado.
(de mi libro "MADRIGALES" editado en agosto de 2022
Logroño, 15 de agosto de 2018