sábado, 21 de noviembre de 2015


AL ATARDECER

En la tarde solitaria

en un momento confuso,

vagamente doy plegaria

a ese poniente difuso.



En silencio y pensativo

siempre voy de tumbo en tumbo,

y encadeno reflexivo

a mi cántico sin rumbo.


Tranquila está la mañana,

los jilgueros gorjeando,

hormigas en caravana

y las mariposas volando.


Y, a lo lejos, en el monte

entre peñascos abruptos,

grazna el cuervo muy arrogante

arrebujado en sus lutos.



Yo, callado y pensativo

como siempre, voy sin norte,

mas, de pronto, soy furtivo

de quimeras sin soporte,


y las tristes fantasías

del pensamiento sacudo,

por ver si con alegrías

puedo vivir este mundo.



Allí a lo lejos los niños

van jugando al escondrijo,

alborotadores llenos

de alegría y regocijo.



Me acerco entre la zarcilla

y curiosamente escucho...

¡La alameda está tranquila,

hoy jugaremos al chucho!


Y una niña muy hermosa

recoge lirios y rosas,

son las flores preferidas

de las bellas mariposas,


y corriendo por los sotos

se escucha un apenado pío,

son pajarillos enjutos

que del nido se han caído.



Y un viejo pintor de niños

que anda en busca de asuntos,

en la luz pone cariños

sublimes, a estos conjuntos,


que en el coloreado ambiente

en tono suave en los muros

va retratando a la gente

en gamas vivos y oscuros.


En pared arlequinada

que, a tramos, lucen los musgos,

parece pared manchada,

a brochazos y con grumos


y entre la madeja verde

un rayo de sol biforme,

entre la lluvia se pierde

como rosa multiforme.


Yo escucho y luego pienso...,

yo también tuve aventuras

aunque hoy esté confuso,

y agasajé a mis futuras,


yo fui amado y tuve orgullo,

di ilusiones y esperanzas...,

me porté como un capullo

sin pensar en las venganzas.



Fue mi amor..., tan sigiloso

solitario y caviloso,

que en la calle silencioso

como siempre, voy dudoso.



Logroño, 21 de noviembre de 2015







sábado, 14 de noviembre de 2015




PRETENSIÓN

Solamente la Poesía:
es la más alta indulgencia,
vive con benevolencia
en la flor de la paciencia.

No investigues otra cosa.
¡Reduce, acorta y resume;
no pretendas que la rosa
de algo más que su perfume!

Salut Salon - Lady-Power im Quartett

jueves, 12 de noviembre de 2015


IDILIO EN EL VALLE DEL ALHAMA


¿Por qué a mi valle soleado viniste

cubierta con el último ropaje

de un ocaso dorado?... Ves el paisaje,

baldío y triste, inmensamente triste.



Si vienes con dolor y en él colmaste

tu corazón, bien vienes al paraje

desierto, donde apenas un ramaje

de lo que fue mi mocedad existe.



Mira el paisaje inmenso allí abajo,

extendido por todo el Valle arriba;

en su hondo trazo, la sierra esquiva

perforada por el tremendo tajo.



Los árboles arrancados a cuajo

por la acometida del agua viva;

y en aquella floresta pensativa

y feliz, ni una senda ni un atajo.



Asolador escenario candente

donde se paran los buitres berrendos

con vuelos triunfadores y serenos

como clavos que se hincan lentamente.



El ventarrón, entre álamos preso,

canta con una música divina,

fingiendo con la húmeda neblina,

un perdurable y solitario beso.



Vibran en el crepúsculo sus ojos

y su dorada cabellera brava

que en mi corazón y mi alma se clava

como un dardo de pasión y enojos.



La ribera amarguísima y pobre

enjuta cuenca de páramo muerto,

en el gris horizonte, como puerto,

el peñascal desamparado encubre.



¡Que triste y abatida lontananza!

¡Qué inexorable y áspera verdura!

Flota en tus paisajes la bravura

de aquellos labrantíos de esperanza.

 
 
Y la oscuridad peregrina danza

con su negra y trágica envoltura,

con el alma ancha, llena de amargura,

por el Valle del Alhama avanza.

 
 
Regreso a mis soledades vacías,

esencia de mis imágenes muertas...,

cúmulo de mis palabras desiertas...,

oscuridad de inenarrables poesías.




Ricardo Lalinde López



Logroño, 12 de noviembre de 2015






viernes, 6 de noviembre de 2015


PIENSO QUE LA VIDA...



Pienso que la vida es una escapada

necesaria e inevitable, pienso

en mis horas lejanas, el inmenso

afán como ayer de andar la vida



y dar pasos sin rumbo por parajes

inútiles, el batallar intenso

de los blancos nubarrones en manso

deseo por llegar a los celestiales



altares más altos del universo,

ofreciendo una reflexión quimera

en mi alma, sin dejarme siquiera

mirar que la vida sonríe a mi paso.



Pienso que la vida se me va en huida

inevitable y rápida, pienso...,

en un cercano ascenso con inmenso

empeño por desandar la vida.





Logroño, 4 de noviembre de 2015


martes, 3 de noviembre de 2015


Reflexiones:

NOSOTROS no fuimos los que hemos eliminado...

La melodía musical, el talento y la creatividad de las obras artísticas,
la buena voz a la hora de cantar, el orgullo por nuestra apariencia exterior, la cortesía en el hablar, el romance con las relaciones amorosas, el comportamiento con la pareja, la responsabilidad de la paternidad, la unión de la familia, el aprendizaje y el buen gusto por la cultura, el sentimiento de patriotismo.

No hemos sido nosotros los que abolimos:
La urbanidad en las escuelas y ciudades, el buen comportamiento intelectual, el refinamiento del lenguaje, el gusto por la buena literatura, la prudencia en el gastar, la ambición por querer ser alguien en la vida...

No ha sido nuestra generación la que impuso:
la falta de respeto por los demás, la vulgaridad y la grosería, la falta de solidaridad en la calle, en las escuelas, en los hospitales; el sentirse orgulloso de haber sacado a Dios de nuestras vidas.

Nosotros no acabamos con el respeto por los demás:
en especial por las mujeres y los ancianos, ni tampoco fuimos los que eliminamos la paciencia y la tolerancia de nuestras relaciones personales, ni de nuestras entusiasmo con los demás.

Aún puedo reírme de las críticas, a pesar de que muchas veces me cueste oír bien y entender lo que dicen de mí. Algunos pensarán que me he vuelto un cascarrabias o un intransigente. Pues no..., simplemente es que creo que tengo edad para decir que hay muchas cosas que ya no me agradan... Como los embotellamientos del tráfico, ni las multitudes, ni la música alta, ni los niños gritones y mal educados, ni los perros que ladran incesantemente, ni los dueños de los perros que los sacan a cagar a las aceras, ni las filas eternas, ni otras muchas cosas... pero no os quiero cansar porque diréis que soy un viejo gruñón.

Pero eso si, tengo intención de seguir disfrutando de mi vida, la vida que Dios me dio, respetando a los otros y deseando que los demás me respeten.

Sólo las personas mayores podemos entender esto.



Ricardo Lalinde López


domingo, 1 de noviembre de 2015


Reflexiones sobre la vida

Los días sin interés son como la grasa incrustada sobre el cuerpo, como una costra en el alma.

Hay un bochorno que lentamente mancha nuestras mejillas sonrojándolas, aunque se calla y olvida.

Alguien puso estos agobios en mi, aún cuando no diga nada.

Y es que hay zoquetes andando, conversando con gentes y espíritus, echándose en el barro y hurgando en la mierda del interés y la fama.

Cerdos de morros que cantan entre amigos y familias, donde algunos instruidos hablan de sexo y de guerra, de política y de éxodos, de independencias y fortunas en su provecho, reviviendo la esperanza, ¡Pobres...! Puercos de un planeta fácil en que el engañador quiere creer que engaña, mientras los ácidos lentamente llevan los vómitos a su garganta.

Hay hombres que caen todos los días de pié desde su cara, y ven y sienten que están vacíos, y en su pecho va creciendo la muerte de su alma.

Hombres que no se avergüenzan ni se cansan, que no preguntan ni quieren saber nada.

¿Qué viene a hacer tanta nobleza fracasada?

Yo he aceptado que mi cuerpo nunca será inmortal, que envejecerá, y un día se acabará. Que estamos hechos de recuerdos y de olvidos, que la vida me devolverá lo que le de, bueno o malo y pagaré por ello.

He aceptado que todo lo que tengo es prestado, que no me pertenece, como no me pertenece mi propia existencia.

Yo he aceptado que vine al mundo para hacer algo por él, para dejar la semilla que dejaron mis ancestros y para tratar de dar lo mejor de mí, dejar un rastro positivo de mis pasos en el momento de mi última partida.

Entonces llega la gran pregunta, ¿Porqué no ser mas generosos? ¿Porqué somos tan codiciosos?



Ricardo Lalinde López. 1 de noviembre de 2015