miércoles, 29 de noviembre de 2017

DE AQUELLOS TIEMPOS (glosa)

Fuimos irreflexivos mozalbetes
camisa remangada y grito alegre,
rimas atolondradas y juguetes.

Con la inocencia frenética de Orfeo,
guiados por desordenes y cachondeo,
íbamos a presentar nuestro trofeo
como novatos en busca de jaleo.

Nos hicimos compañeros del tanteo
felices en las sendas caprichosas,
de aquel entusiasmado devaneo.

Entre niñas alegres se mostraba
la primera luz en nuestra frente,
y ante las mismas náyades cesaba
nuestro cántico alegre e inocente.

Hoy nuestra seria armonía va de viaje
a reclamar una preñez perdida
el mechón de su limpio aprendizaje.

Mi cadencioso júbilo es un manuscrito
con alegre poesía, que en lo minúsculo
de un callado alojamiento lo he escrito.

Y el alma es como la cera, se petrifica
como las estatuas que hay en los jardines
de las ciudades con légamo, que complica
su vestimenta cenicienta con el humo
inevitable de los grandes temporales.

Aquellos tiempos en que jugábamos juntos
éramos amigos de la vieja escuela,
los pupitres manchados de ciruela,
la encantadora zagala que veneraste,
los alegres días de chaqueta, el contraste
de un ejemplar de Don Quijote y Fabiola,
los cantos al Cara al sol y al Oriamendi
con el esfuerzo de unas voces de primera,
y el auténtico lucero que te armonizó
en apurados aprietos de primavera.

Somos la dulce y suave caricia del viento,
somos viejos y leves murmullos del tiempo,
recuerdos de chicos del esparcimiento.

lunes, 27 de noviembre de 2017

TRANQUILIDAD (elegía)

Cuando deseo la calma y el reposo
y al destino concurro silencioso
sin que el mundanal bullicio me estorbe,
el balsámico recuerdo me absorbe.

En esta muda soledad me pierdo
rodeado del consuelo de Ricardo,
mis creencias, mis dudas y mis amores
y las siempre recordadas..., mis flores,

que fui dejando, lánguidas y mustias;
el inmenso caudal de mis angustias
las tumultuosas veracidades mías;
los recuerdos de mis locas alegrías.

Algo que permanece en mi memoria,
que puebla y vive en la vieja historia
y sueño a veces, si en congoja vivo,
de forma y suerte en un suave reactivo,

Adiós ribera apacible y amena
en cuya calma tranquila y serena
respiro de otro entorno la frescura
de mi primera vida alegre y pura.

Adiós remanso de paz que en ti guardas
tu fronda espesa y montañas gallardas,
adonde en sus colinas fugitivas
vuelvo a hallar mis anchas perspectivas.

La vejez llega: la historia es corta,
si a mi destino llego y se comporta
demandare calma, espera y olvido
a la soberbia firme del vencido.

Mas si caigo en batalla, del estruendo
rodaré y terminaré bendiciendo
la razón en que uní mi vida entera;
tapado en un trozo de mi bandera.

Logroño, otoño de 2017

TRAS AÑOS DE COMBATES...

Tras años de combates permanentes
quiero caminar como antes,
junto a la orilla de mi modesto río
que tantas veces deseé a mis condenas
el placer de sus arenas
y la tranquilidad de su soto umbrío.

Corre el agua cual nítidos cristales,
otras náyades iguales
a las que vi correr durante horas;
con ese runrún flácido y doliente,
el espíritu consciente
ve a toda una mocedad que llora…

Alzan sus brazos los nogales viejos
y en los móviles espejos,
las aguas reflejan su hermosura,
Girasoles de flores amarillas
esconden en las orillas
las salvajes lianas en su andadura.

En la contigua floresta en un hueco
se oculta en el tronco seco
ruiseñor, que al frescor de la alameda
daba arranque a mi aspiración temprana,
obras de Tirso Molina
y los cantos de José de Espronceda.

Nada cambia en este rincón tranquilo;
tampoco el canto del grillo
que en mis ratos escuché, aún persiste:
mismo lugar y paisaje, no varía;
sigue como aquel mismo día
en que le dije me voy confuso y triste.

Si estoy seguro de mí, ¿que me cuesta
si al subir la dura cuesta
parar con mis quimeras y equipaje?
si conociendo mucho y bien el camino
soy andante sin destino...,
¿qué importa lo que me cueste el viaje?

Yo arriba en lo alto, farola del hombre
que relumbra en la alta cumbre
sobre el mundo su calor sempiterno;
allí abajo lo veraz: bruma oscura
que recoge la negrura
de los días y las noches del frío invierno.

Y en la cuesta soy…, la fuerza que avanza;
tenacidad que se lanza;
alma que explora la lealtad perdida
y se hunde en la oscuridad más densa
para sentirse en la intensa
agitación del afán de la vida.

¿De donde soy? Que el pasado responda.
La cueva es oscura y honda;
pero la cima es grande ruda y clara.
Yo soy de los que en la lucha perduran,
y sin inquietarse esperan
el triunfo o el fracaso cara a cara.

Mi numen vacío que al gozo rehúsa,
fue la lastimosa musa
frente a todas las creencias turbulentas:
vestida con el yelmo refulgente
siempre caminó delante
y entre las líneas elijo las rectas.

Entretanto aquí está mi soto umbrío;
el encintado de mi río;
en la floresta un tronco abandonado;
el tilo florecido y la corriente
que aparecen de repente
como símbolos vivos caducados.

Logroño, otoño de 2017

miércoles, 22 de noviembre de 2017

                DÍAS DE FIEBRE (elegías)

                     I
Cuando se repliega en si misma el alma
con profundo dolor y con angustia,
turban sus tristes y agrias soledades
con el jaleo quebrado de la lucha.

Riamos pues a la pobre y loca vida
que va cavando sin cesar la tumba
y nos invita al placer; cuanta ironía…,
con esta dicha ingrata nos humilla.

Que surja alegre la verdad dichosa,
que ya vendrán la fama y la riqueza,
cuando la tierra nuestro cuerpo cubra,
cuando la parca nuestros ojos cierra.

                  II

Escuchen los que tengan en el alma
la oscura duda y la disculpa grave
y hacéis, ante el rostro de la creación
de la falsa calma, el cínico alarde.

¡Quítense la careta! Es apremiante
que esta comedia permanente acabe;
levantad la frente que marcó el vicio
al paso de la huella permanente.

Si la virtud quema vuestras mejillas
y el breve rubor quema vuestra sangre.
¡Fuera la careta! La hipocresía
es infame, ruin, rastrera y cobarde.

Subid aquí: que la castidad os vea;
que vuestra tremenda vergüenza espante;
que el fulgor ilumine vuestra cara
y la tralla desgarre vuestra carne.

                  III

Sobre esta tierra solitaria y triste,
hermoso rincón del suelo riojano;
cautivo de romances que me asedian,
soy de mis versos y fortuna esclavo.
Alguna vez cuando mi pueblo llora,
llevo al viento los sones de mi canto,
como este sol que me ilumina tanto,
como este río que me circunda, amargo.

En esta tierra la inspiración se enfría,
y el talento muere escaso de ideales,
el sagrado numen extingue su luz,
y sus cráteres agotan el calor
con la robusta vibración del canto…,
que se pierde como ecos funerarios,
entre el suave murmullo de la tierra
y el perenne relinchar de los ruanos.



Logroño, 22 de noviembre de 2017

domingo, 19 de noviembre de 2017

EN LA MEDIA LEGUA

En la “media legua”, el agua espumada
rebosa entre las piedras diluvianas,
al tiempo que al sol brillan las manzanas
endulzando mi boca sofocada.
En un cerro hay casucha alargada
que de lejos visualizo a menudo,
es la atalaya del Alhama atada
al tronco de un montículo copudo.

El Oriente se enardece y colora
como ópalo grandioso entre los chopos,
esparciendo colores con la aurora
llenando las riberas y los campos.
Una victoria contraria a la letra,
un enigma inviolable del idioma,
un aquel hablar de los de Cervera
es en el alma escénica, su tema.

En ese juego de palabras gira
las conversaciones breves que dura;
y hasta el hendido pecho respira
olor de la inocencia y la ventura.
¡A través de la trágica Historia,
una fragancia de vieja bonanza
asiste al hombre, como una memoria,
e igualmente como gran esperanza!

Y al trote de un jamelgo enjuto y mocho,
un moreno, ciñendo tez moruna,
camina cantando alegre tontuna
con aires de gaita y baile jarocho.

Y en el momento sublime y la hora
en el extenso esplendor matutino,
halla el trinar en el ave cantora,
¡con la trepidante trova del trino!

Como si fuera obelisco pagano,
el mulo gris en agudo altozano
mira fijo a su dueño, ensimismado
en rojo atardecer arrebolado.
En la ventana del viejo molino
oblicuando frente al serpentino río,
una paloma en vuelo peregrino
se alza entre las ramas del árbol sombrío.

Una jovenzuela picaronaza
me sorprende con su mirar y raza.
No semeja mas que a una rapaza
a juzgar por la inequívoca traza.
Infantil por la edad y la estatura
elásticos bultos de tetas duras
me sorprende la avispada criatura
caída al sol con ardientes apreturas.

Tiene negro, y delicado cabello,
los labios voluminosos y rojos,
de garza real el garbo de su cuello
y negros como la mora sus ojos.
Dientes nevados, pulidos, enanos,
como el coral enraizando que liga,
rememorando en sus arcos los granos
del maíz cuando aún es tierno en la espiga.

Su nariz afiladica y bien puesta,
su carne lujuriosa e impetuosa;
y en su cara a calores expuesta
el sol dará ocre y púrpura a la rosa.
Es huérfana ignorante y muy creyente
sólo busca en las estrellas el rastro;
cuando es de noche imagina que siente
mil besos entre los lienzos del astro.

La zagala se turba empinada
alocada con la fiebre del celo,
lanza un suspiro de gusto y anhelo
quedando en el prado abandonada.

La luz convierte las aguas a espejos;
y en el pozo azul no hay éter ni ruidos
cabrillea con prolongados reflejos,
que ciega los ojos causando vahídos.

Y un borrego ocre con gran cornamenta
de amplias melenas de mierda cubierta,
en el pozo largo a la oveja sedienta
copula con ansias, deseo de tienta.
El sitio es ingrato, fétido y tosco.
El cardo, los abrojos y la ortiga
progresan; el aire huele a boñiga,
y el zorro se agita y hostiga el mosco.

sábado, 18 de noviembre de 2017

REFLEXIONES DE HACE UN RATO

El que sabe que debe ir con Dios, logra el Felicidad:
un Paraíso en que toda tiniebla se ilumina;
fulminante aumento de la justicia humana,
que es sólo proyección de la Percepción Divina
en el Tiempo...

El milagro, lo de fuera, vano fruto del sueño,
se apaga: ya no hay diversidad,
y el yo, queda sumergido por fin en lo absoluto,
y tiene como riqueza ¡la santidad!

martes, 14 de noviembre de 2017

DIVERSIDAD

Unas risotadas en todas las cosas…
sobre la espesura de nardos y rosas;
y entre los jazmines que tiemblan de gozo,
canta el niño joven, dulce y caprichoso.

De la luna plena, que se asoma llena
de afanes ardientes, cuando los ardores
te han sonrojado por cosas menores…,
son cosas que ocurren con la luna llena.

Apetencia de agua cristalina y pura
debajo la fragua que da calentura,
y al sol enojoso que al zenit fulgura
cielo refulgente pupila madura.

Como soplo de horno agita el bochorno,
y en la sementera cantas sin desmayo
las torpes gallinas al canto del gallo
que como una flecha entra en el entorno

Las hojas se mueren pálidas y mustias
y la brisa queda con sus blandos giros,
y en una algazara de amantes suspiros
van haciendo al alma heridas de angustias.

Mariposa linda, silenciosa ronda
al jardín lindante de recuerdo antiguo,
mientras la memoria siente que es ambiguo
volar los jardines sin flor en la fronda.

Desnudos de hojas los árboles viejos
dan al viento brillos y esconden congojas,
lentos los inviernos vierten sus nostalgias
y entre los ramajes dan buenos consejos…

En el sotobosque parece que nada
de vida palpita, y relumbra la luna
con luz infinita, como ojos de una
hechicera del bosque envalentonada…



                  Logroño, 14 de noviembre de 2017


martes, 7 de noviembre de 2017

RÍO CHICO DEL ALHAMA (elegía)

¡Río chico del Alhama !… Hijo del gran Ibero,
deja que mi alma se pierda entre tus temporales
y sumergirme entre tus néctares torrenciales
con el valor y el brío de este viejo celtíbero.

Sumérgete en mi boca y deja que te embeba,
para sentirte conmigo por unos momentos,
para esconderte del mundo lleno de lamentos
y ofrecerte mi veneración en esta prueba.

Descabalga un instante del lomo de la tierra,
y busca en mi codicia mi más digno secreto;
confúndeme en mi vuelo con vientos de la sierra
y déjame entre flores a modo de soneto.

¡Río chico del Alhama!…Manantial de nuestra alma,
desde que te alzaste como pétalo materno…,
fuiste tú el alimento más fiel dulce y eterno
que llenaron surcos de semilla nuestra calma,

con ella llegó la adolescencia, sorprendiendo
a mi vida prendida en tu eterno y largo viajar;
y fui tuyo mil veces, y en un bello cortejar
despertaste mi alma que yo fui correspondiendo.

¿Adónde llevaste las aguas que me bañaron?
¿Donde están las espigas de oro que se regaron
con tu dulce néctar y al sol del estío secaron?
En lo más remoto del orbe, allí las dejaron.

¡Quien sabe en que lugar lejano de la tierra
me estaré vertiendo para sembrar nuevos surcos!
¡A lo mejor vago por lugares ibéricos
o a lo mejor, harto de vagar lloví en la sierra!

¡Río chico del Alhama!...Garzo, Gris, Rojo, Negro…
Espejo azulado caído del grisáceo cielo;
desnudo y líquido néctar, jugo de anhelo…,
bruto torrente de barro que vomita el cerro.

¡Río chico, río grande! Llanto grande Alhameño.
Tú eres el más excelso, con todos nuestros llantos
habidos por absorber tus dulces pechos castos.
El más sensacional maná del río mas pequeño.

¡ RÍO ALHAMA!
Yo te contemplé desde que naciste Alhama,
y te llevé y llevaré siempre dentro de mi alma
pues supiste regar y saciar con mucha calma
el terrón que el pueblo riega contigo ¡Alhama!

¡Río Alhama!… Alárgate por siempre en mi vida.
¡Río Alhama!… Alárgate siempre en mi corazón,
quiero que descubras por ti mismo la razón
por la que mis ojos te dieron la bienvenida.

El recuenco agreste que acaricias es un lazo,
y en tus rumorosas palabras que corren con brío
e ímpetu en la corriente, llevas amor de tu río
y el beso desbocado del viento en un abrazo.

Un día tú me besaste despertando mi calma;
y también me besaste con un beso impoluto,
besos llenos de amor a mi espíritu enjuto.
El beso del río, la caricia al hombre por su alma.

¡Río Alhama!… Yo fui contemplándote en tu ánimo
desde las alturas más excelsas de este valle,
donde resurgiste a mi presencia con detalle
y al sentirme enroscado a ti me entregué con mimo.

¡Quien sabe si al bajar de la grupa de la tierra
para arrebujarte en mis pies con loco delirio,
te humanizaste y brotaste en corriente de río
al que poco a poco bajaste desde la sierra…

Una vez me sorprendiste con un aguacero
violando resplandores y callando susurros,
mientras, yo me entregaba a tus grandes suspiros
que subieron por mis venas con un beso fiero.

¡Río Alhama! Río mio. ¡Valle del Alhama! Valle mio.
¡Qué hermoso se te ve tan verde y en calma!
















Inestrillas, otoño de 2017