martes, 27 de septiembre de 2016


EL VALLE DE MIS AMORES 
Cuando salí de mi casa
fue un día de madrugada,
un sendero en la alameda
junto al río me llevaba.
En el alma transportaba
cariño, alegría y flores,
el valle de mis amores
y aquella apacible calma,
las caricias y el aroma
de una madre que te ama.

Qué dolor por mi corría,
cuando al soslayo miraba,
una morada dejaba,
la morada en que vivía.
Después de una jornada larga
aquel hogar se alejaba,
vi que una vida acababa
y otra vida comenzaba,
y en mi recuerdo llevaba
la tristeza más amarga.

Los prados en floración
no me daban alegría,
la angustia me entristecía
y rompía el corazón.
Al trote de mi caballo
cruzaba campos hermosos,
y los vientos olorosos
me mandaban el recuerdo
de ese valle perfumado
con aroma a caramelo.

Aquí pierdo la memoria.
Y sin saber como entré,
en la ciudad me encontré
con una enojosa historia.
Lleno de asombro y misterio
me cruzaba con la gente,
y en una plaza en la fuente
junto a un árbol me senté,
meditabundo y ausente
haciendo al desafío frente.

Más tarde, buscándome afanes
encontré también compañera,
que sería la hechicera
de mis días y mis noches.
Con ella formé el primer nido
lleno de amor y esperanza,
volviendo a vivir la danza
de días llenos de amores
y en el alma transportaba
cariño, alegría y flores.

Las floraciones campestres
a mi memoria llegaban,
y a menudo paseaban
por mi las flores silvestres.
Y teniendo ya en mis manos
vivir mis logros mayores,

volver con mi caballo al trote
a mi valle de colores
por el sendero del río
buscando viejos amores.

sábado, 17 de septiembre de 2016

  1. EL IRRITANTE ABEJÓN


Mirando con mucha atención
una flor que me fascinaba,
de pronto llegó un abejón
y en lo íntimo me picaba.

Le dije muy enfadado
por qué sin más se exaltara,
y me dijo muy enojado
que las flores no tocara.

Quise aplastarlo de rabia
cuando más tranquilo estaba,
y dio un vuelo con astucia
y en lo alto se posaba.

Me enfurecí mucho más
cuando vi que se reía,
cogí la escoba y sin más
a escobazos lo perseguía.

Parece que el fiero abejorro
tenía mucho talento,
pues doblaba mucho el morro
poniéndome en un aprieto.

Daba vueltas y más vueltas
siempre a mí alrededor,
y en una de tantas vueltas
chocó contra el mirador.
Aliviado me sentí en mi ego
al verlo caer al suelo,
pues pensé, ¡ya lo tengo!
y se desvaneció mi anhelo.

Remonta de nuevo el vuelo
chocando con mi nariz,
y al querer darle en el vuelo
caí como un infeliz.

Y con su alegre zumbar
daba vueltas y más vueltas,
y el muy cabrón sin parar
más se acercaba a mis cejas.

Entré un poco en mis cabales
y me dije: ¡algo hay que hacer!,
abrir en par ventanales
o seguirlo hasta vencer.

Moraleja.
Si ves un abejón no te irrites,
abre puertas y ventanas
y de encima te lo quitas.

Este poema está dedicado a esas personas
pesadas que tanto dan la lata.

viernes, 2 de septiembre de 2016

AGOSTO EN INESTRILLAS

He vuelto nuevamente a mi pueblo, al sosiego, a la tranquilidad del Valle del Alhama; aquí se respira, aquí me reencuentro, mi cuerpo se relaja y mi alma se extasía.

Mis paseos por la Naturaleza me traen recuerdos, unos alegres, otros menos, pero son recuerdos pasados llenos de vida por los que nos precedieron.

Un paseo por Calores, los Solanos o Tras del Prado, me llevan a épocas pasadas, encuentro en mi caminar junto a un ribazo donde algunas veces descansé, una lata oxidada y que podía leer “Sardinas la Salañesa” Santander (a lo mejor fue mi almuerzo de hace años), debajo de un triste olivo veo un par de alpargatas, (solo las suelas) y media albarca, fijándome un poco más en el suelo y entre las piedras encuentro varios trozos de un botijo que alguien rompió, una correa, etc, son los últimos restos de una vida ya pasada.

El graznar de un cuervo me despierta de mis pensamientos, miro al cielo y veo algunos buitres que cruzan majestuosamente, como en otros tiempos, la abubilla vivaracha me observa desde lo alto de una cabaña, me despido de estas tierras queridas porque comienza a hacer calor.

Al volver de mi paseo me encuentro con gente del pueblo, tranquila, sosegada y con lenta y pausada conversación, -Ester 99 años me dice..., ¡hoy va hacer mucha calor Ricardo! ¡hay que ponerse a cubierto! Y me pregunta. ¿cómo puede haber tanta gente en la playa? Junta, entre arena caliente y agua salada y tumbadas frente al sol? Me dice que no se lo explica, yo le digo que es la moda de estar moreno, sufrir al sol para estar moreno, me contesta, pues eso luego se paga Ricardin, aunque sarna con gusto no pica.

Paseando por el “Camino Verde” junto al río y entre choperas me encuentro con otros caminantes que vuelven de la “Media Legua”, van jadeantes pero satisfechos del paseo.

Se acaban de terminar las fiestas de Aguilar del Río Alhama, cinco días de bullicio y de vida alegre, ha habido de todo, encierros, bailables, exposiciones, charangas y un sin fin de etcéteras. Seguidamente comenzarán las de Inestrillas, población cercana a la de Aguilar y si el tiempo no lo impide parece que van a ser buenas.

Comienzan las fiestas del pueblo y se nota gente forastera, el viernes 26 a las 9 me encontré con un vecino que iba a dar de comer a sus gatos que tiene en un corral, hicimos comentarios sobre las fiestas y entre risas y sonrisas nos despedimos, a las 11 se murió..., el día 27 día grande de las fiestas y en plena misa anunció el sacerdote que a las 16,30 sería el funeral y seguidamente el entierro de Angel; a las 18 encierro de reses bravas y a las 20 festival del chorizo al sarmiento y vino de Rioja; mucha gente en todos los actos, más aún en el funeral y entierro. Para el día siguiente domingo, misa, flores en el monolito al pueblo Celtíbero, jotas y bailes y el día 27 estaba reservado para la “Asociación Amigos Virgen del Prado”. Misa por los socios fallecidos, comida de hermandad y un repaso sobre lo sucedido durante las fiestas.

La gente pronto se olvida de los malos momentos, esos quedan para la familia, lo demás como dice el refrán...,

Se acabaron las fiesta y con ellas se va agosto, la gente comienza a marchar poco a poco hacia la ciudad, los pequeños al cole, los mayores a trabajar y el pueblo va recuperando su tranquila y apacible armonía; algunos volveremos los fines de semana, otros hasta el año que viene y..., que venga sin lutos.

A la familia Aréjula Vidaurreta mi pesar y mis mejores deseos. Amen.